Wall-E

Hollywood ya no es la fábrica de sueños que nos vendieron que era.

Dicen muy acertadamente que en el cine todo está inventado, es por eso que nos invaden una y otra vez con historias monótonas y repetitivas en cadena; la fábrica de sueños ahora es fábrica de churros.

Sin embargo, a veces el cine aún es capaz de emocionarnos, de sorprendernos, de cautivarnos, en fin, de enamorarnos; la clave está en saber contar la misma historia de manera original.

Wall-e es por encima de todo una sencilla y preciosa historia de amor. Una obra maestra absoluta del cine de todos los tiempos.

Su importancia e influencia va más allá de la cinefilia. El buen cine – el reflexivo, el profundo, el que trata al ser humano como ser racional, el que va más allá del atontamiento espectacular – rara vez puede verse en salas comerciales. Wall-e sí.

Así que todo el mundo verá una auténtica genialidad y por el mismo precio muchos podrán calibrar su estúpida existencia acomodada; porque la película de Pixar obliga a reflexionar sobre el consumismo y la manipulación que los medios de comunicación, las grandes empresas, los países del Primer Mundo y el Capitalismo – la enfermedad de todos ellos – ejercen sobre el humano miserable.

Wall-e tiene dos magníficas influencias:

1) Alguien voló sobre el nido del cuco de Milos Forman, película extraordinaria de 1975 que bajo su apariencia visible de historia de locos de atar, hay una feroz crítica al sistema económico y político dominante y la imposibilidad de escapar de él.

2) El cine de Chaplin, la simplicidad de sus tramas, la cabezonería de Charlot, su heroísmo ingenuo… Wall-e, el robot protagonista es Chaplin y persigue a Eve allá donde vaya porque la ama, no necesita saber más del mundo.

Wall-e tal vez sea la última esperanza de un mundo feliz.
publicado por Francisco Menchón el 7 octubre, 2008

Enviar comentario

muchocine 2005-2019 es una comunidad cinéfila perpetrada por Victor Trujillo y una larga lista de colaboradores y amantes del cine.