Balagueró y Plaza han arriesgado más de lo esperado. No estamos ante lo mismo que vimos en la primera, y puede que tampoco sea mejor, pero no deja de ser una buena película, un divertido homenaje de y para los fans más hardcore del terror.

★★★★☆ Muy Buena

Rec 2

Durante 2007 se estrenaron dos películas españolas de terror que causaron sensación. Una, El orfanato, me aburrió y decepcionó a partes iguales. La otra, Rec, me impactó, divirtió y aterrorizó en cada fotograma. De la primera se está rondado el remake en Estados Unidos. La segunda ya lo tuvo, con el titulo Quarantine (2008). El director de la primera, J.A. Bayona, emigró a Estados Unidos para rodar su siguiente proyecto, Hater, que se estrenará el año que viene. Los directores de la segunda, Jaume Balagueró y Paco Plaza, se quedaron en España, concretamente en Barcelona, para volver a su edificio maldito en Rec 2. ¿Decisión fácil? ¿Dar más de lo mismo para seguir ganando pasta? No lo crean.

Rec 2 juega con las mismas cartas que la anterior durante su primera mitad. Pero, cuidado, a partir de ahí los cambios son notorios. No es lo mismo, no se trata de una secuela fácil. De hecho, ya está sucediendo, las opiniones están siendo menos favorables. Hay división entre los que creen que es una digna secuela, más compleja y espectacular que la primera, y los que, por el contrario, piensan que les han tomado el pelo. Era de esperar, por un lado, al tratarse de la continuación de una de las más aplaudidas películas de terror recientes, y por otro, con la dificultad que presenta sorprender una vez más. Aquí ya no tenemos la misma e intensa sensación de inquietud, agobio y terror constante. A cambio nos ofrecen un montaje más vistoso, un maquillaje aún más cuidado y una trama que toca más subgéneros que el ya conocido de los zombis (o infectados, ya se sabe). Es precisamente en la ampliación de miras donde Rec 2 se distancia de su precedente. Lo que antes era un coherente (y genial) experimento, mezcla de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Prohect, 1997) y 28 días después (28 days later, 2002), ahora es un genuino exploit sin prejuicios (como los que hace, a su modo, Tarantino) de El exorcista (The Exorcist, 1973) y Aliens, el regreso (Aliens, 1986), sin perder de vista sus anteriores referentes. Los zombis ya no son zombis, tampoco infectados. La amenaza sanguinolenta son poseídos. Respuesta a lo que ya apuntaba la primera en su sensacional clímax final.

Balagueró y Plaza no han pretendido esta vez, o al menos no lo parece, que nos creamos el miedo en directo. En la primera todo era más terrenal. Se trataba de un misterioso virus que había creado una pandemia pseudo-zombi en un bloque de vecinos. El cambio de dirección, y riesgo, que ha tomado la secuela la lleva directa al terror sobrenatural, al subgénero demoniaco, de posesiones y exorcismos. En lugar de una frágil comunidad de vecinos, tenemos a un grupo de operaciones especiales armado hasta los dientes. No hay un único punto de vista (el de la reportera y su cámara) sino varios (cada miembro del equipo tiene su propia mini-cámara). El esperable y directo desenlace de la anterior, aquí juega al Final Twist, a la sorpresa ya no hiperrealista, sino puramente cinematográfica. Y la verdad es que todo fluye a la perfección, entreteniendo, provocando suspense, a veces terror, y alternando esas sensaciones con puntos (puntazos) de humor negro que le dan un aire decididamente festivalero al conjunto. Puede no ser tan buena como la primera. Puede no ser, en un primer visionado, lo redonda que muchos esperaban. Pero hacerme caso, esto tiene pinta de Cult Movie y referencia en el cine español más allá de las comparaciones.

publicado por Carlos Cubo el 11 noviembre, 2009

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