A años luz
El suizo Alain Tanner realiza una singular película que ganó el premio del jurado en el festival de Cannes, en 1981, y que consigue emocionar hoy en día gracias a una atractiva historia, en aquella época futurista (la acción se desarrolla en el 2000), pero que realmente no tiene tiempo definido.Basada en la novela La Voie Sauvage de Daniel Oliver, la trama comienza de una forma casi surrealista: un anciano medio loco (Trevor Howard, excelente) invita a un joven desilusionado con su vida (Jonás, encarnado por el actor de televisión Mick Ford) a vivir con él en una abandonada gasolinera. Los trabajos que el viejo le encarga a Jonás a cambio de comida son tan duros como absurdos. Gracias a un hábil tratamiento del punto de vista, el espectador asiste al cambio que experimenta el joven y se da cuenta – a la vez que Jonás- que esta extraña labor de aprendizaje tiene su razón de ser.
A Años luz es una película muy bien realizada e interpretada; con un discurso que hace aumentar su importancia: la cinta habla de la libertad; de la verdadera, la que reside en el interior de las personas y que espera a ser descubierta.