La familia Savages
Las historias de las familias "disfuncionales" tienden a ser una colección patética de personajes con tics y mal humor, como la simplona Smart People o la muy interesante Una historia de Brooklyn. Precisamente ésta última también contaba con Laura Linney, una grandísima actriz que aquí, además, viene acompañada de otro grande: Philip Seymour Hoffman.
Sin embargo esta película contiene personajes reales, muy humanos y dañados por una infancia y una familia casi inexistentes. La historia comienza cuando el padre de ambos comienza a dar síntomas de demencia senil, por lo cual los dos hermanos se reúnen para discutir cuál será el mejor futuro para su progenitor. Una madre ausente desde bien pequeños y con el único referente familiar paterno, ambos hermanos, que viven en lugares muy dispares, se disponen a unir fuerzas y reencontrarse tras una buena temporada.
El caso es que ambos, analfabetos emocionales, hacen lo que pueden con un padre que apenas ha sido un padre para ellos. Ambos se engañan y ven con resignación que se les escapan oportunidades vitales. Se engañan creyendo que el destino está marcado para ellos y que poco pueden hacer con lo que han vivido y con quien han crecido.
A pesar de que la película retrata cómo se afronta la vejez y sus enfermedades, el tema principal es que dos hermanos que apenas saben tratarse y relacionarse con más gente, se encuentran con que tienen que lidiar con la persona que más les ha influido en sus vidas. Obviamente de forma negativa.
Lágrimas y algunas que otras situaciones cómicas e incómodas, hacen de esta película una bonita fusión de sentimientos encontrados. El significativo plano final nos viene a decir que no todos los progenitores son buenos y que a veces, cuando faltan, nos liberan y nos permiten vivir como debiéramos.