Los Extraños
Hay en The strangers una cierta desmesura en su afán por aglutinar la imaginería creada en los clásicos contemporáneos (John Carpenter, principalmente) y al tiempo querer acomodar ese homenaje autoconsciente al presente del cine comercial y a las necesidades del público. Tenemos, de tal guisa, un resultado polivalente, una película a la que puede resultar fácil despreciar u elogiar. Por encima de todo, es un efectivo ejercicio de terror y suspense si enfocamos la sensibilidad hacia -ahora conviene redundar- el estrato de lo meramente sensitivo. Sensaciones de susto, incertidumbre (uso exagerado de la percusión y la estridencia musical…como quien no esta seguro de si la cosa va a funcionar sin artificios) y morbo ante aquello que se oculta más allá de la luz que precede a la oscuridad que nos aguarda, efectuadas con un trazo impresionista, jugando con los rostros enmascarados, ambigüedad en función de una idea cruda del Mal. No hay "cómos" ni "porqués", o eso se pretende. De hecho, la misma película tira de la recitación textual – porque estais en casa -, aplica un reduccionismo a aquello que ya tenía su completud expresiva en la descripción de la Imagen.En suma, tenemos en el debutante Bryan Bertino a un talento en lo técnico que se apoya en la memoria cinéfila(manierismo) para empezar a dar pequeñas lecciones de puesta en escena. Su película, al fin y al cabo, funciona, pero resulta inofensiva y tramposa, se le nota demasiado la intención de epatar al espectador mediante la construcción de una ontología del Mal cuando en realidad lo que hace es justificar su producto utilizando ese ardid. A este cineasta, de todas formas, hay que tenerlo en cuenta de cara al futuro.