Genova
Tras la muerte de su madre Marianne en un accidente de coche, Kelly, de 16 años, y Mary, de 10, dejan Estados Unidos junto a su padre, Joe, para vivir durante un año en Génova.
Una vieja amiga de Joe, Barbara, les ayuda a instalarse en la ciudad.
El padre da clases en la universidad y las dos hijas estudian piano con Mauro, que vive en la parte vieja de Génova, un dédalo de callejuelas en el que las niñas se pierden.
Mientras Kelly va descubriendo los secretos de este misterioso nuevo mundo y le irrita tener que cuidar de su hermana pequeña, Mary se siente responsable de la muerte de su madre y revela a Barbara que Marianne se le aparece algunas veces.
Viejo amigo del Festival de Donostia, quien incluso le hizo una retrospectiva, Winterbottom realiza un film que no se distancia mucho de su último cine, en cuanto que aborda de nuevo una historia dramática, que tiene en la absurda pero cotidiana tragedia su máximo común denominador.
Historia de pérdidas irreparables, sentimientos y remordimientos de culpa, expiaciones rayanas en lo fantástico, al menos en la mente de algún personaje, reproches entre familiares, y una constante lucha diaria para recuperar el sentido de la vida tras la pérdida de quien más amas.
Todo esto Winterbottom podría haberlo abordado desde la perspectiva por él deseada y es lo que ha hecho, por lo que, por de pronto, es loable su tendencia a no renunciar a sí mismo, al universo que suele mostrar en sus films más personales. Otra cosa es que convenza, que guste plenamente lo que hace.
Y no, mayoritariamente, creo honestamente, que no lo logra, a pesar de saber crear durante la hora y media que dura el metraje, un clímax embaucador que hace no te desenganches en ningún momento de la trama.
Y si no lo logra es porque, al fin y al cabo, no cuenta demasiado. Alarga la película mediante bellas escenas donde aparece pletórica la ciudad de Génova, amén de mostrar sus bajos barrios de la zona vieja, donde sobreviven ciudadanos venidos de otros países, e incluso el barrio donde la prostitución ejerce sus dominios.
Mientras, idas y vueltas de los tres o cuatro personajes principales, escarceos con otros, y un par de momentos intensos, cuando alguna de las niñas o las dos, se pierden, bien en la misma ciudad, bien en las afueras, cerca del mar.Aquí hay intensidad, inquietud, por ese bien saber mover la cámara de su director, quien azora al espectador, al menos durante ciertos momentos.
Esto mismo se repite al final del film, poco antes de su algo soso epílogo, logrando Winterbottom incluso conmover y emocionar al espectador. Es ahí donde debería haber finalizado el film, ya que el conflicto queda cerrado de forma angustiosa pero positiva. Un cierre de las heridas psicológicas perfectamente plasmado.
Pero no, sigue el film y queda como he dicho antes un epílogo, que no es malo pero que creo firmemente que no añade nada importante a la historia. Hubiera tenido más fuerza de la otra forma, digo yo.Estimables interpretaciones de las dos niñas, algo más entonado Colin Flirt que en sus últimos films donde ponía una cara de palo que no podía con ella, y preciosa música, en su mayor parte clásica.No está mal, pero dejó algo indiferente al gran público (bueno, a la Prensa acreditada).
Calificación: 6,35