Río grande
Río Grande, es la última entrega de la trilogía que John Ford realizó sobre la caballería de los Estados Unidos -las otras dos fueron Fort Apache (1948) y La Legión Invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949)-. El filme que nos ocupa se puede encuadrar dentro de las cintas más personales de Ford – la mayoría lo eran-; se puede definir como una sucesión de grandes momentos que el propio director hubiera querido vivir. Ignoro si Ford atravesaba por una crisis, digamos nostálgica, pero lo cierto es que tanto en este filme como en Caravana de Paz (Wagon Master) –ambos de 1950- adquieren más importancia las secuencias donde se para la acción, donde no sucede nada importante y el tiempo parece dilatarse, que aquellas que se suponen responden a la trama principal. Esta característica califica a Río Grande como de cinta moderna y adelantada a su época.Así, el maestro se recrea en planos del coronel Kirby (Wayne) paseando al anochecer por la orilla del Río del título, recordando a su amada Kathleen (Maureen O’Hara) mientras suena alguna canción de “Sons of the Pioneers”; o nos muestra los ejercicios de doma de los reclutas, con Ben Johnson cabalgando al estilo “cuádriga romana”, erguido sobre dos caballos a la vez, con las riendas en la mano y un pie sobre cada montura.
Y ahora una pregunta: ¿en qué medida le emociona el cine clásico, o el cine en general? ¿Es Ud. un cinéfilo empedernido y aún no lo sabe? Para salir de dudas le propongo realizar una prueba muy sencilla: Hágase con un DVD o cinta de Río Grande, acomódese en su mejor sillón y deje que arranque el filme. Si la primera secuencia, esa en la que entra un agotado destacamento al fuerte, con John Wayne a la cabeza intentando colocarse en el caballo de una forma lo más digna posible; esa escena sin palabras, donde suena un triste “I’ll take you home again, Kathleen” mientras las sufridas mujeres buscan ansiosas con la mirada si su pareja se encuentra entre los que regresan; si esa escena, digo, no le pone los pelos de punta, entonces, tranquilo Ud. no ha contraído –aún- esta dichosa enfermedad. Pero cuidado, es contagiosa.