30 días de oscuridad
Esto de vivir en un pueblo donde durante treinta días seguidos no se tengan noticias de la luz del sol está muy bien en el supuesto de que se trate de un sitio con buen clima, lleno de discotecas, marchita y superpoblado de suecas. Pero, si por el contrario, se trata de un pueblo perdido en el culo del mundo, con un frío de tres pares de narices y que, además, en lugar de suecas, lo invada una orda de putos vampiros, lo cierto es que la cosa se complica cosa mala y pierde encanto de cara al turista de bien. Pues de eso va la trama, en un pueblecito de mierda de Alaska se pasan treinta días cada año sin ver el sol y aislados del resto del mundo por la nieve. Eso, no hace falta que se diga, se convertirá en una invitación formal para que un grupo de vampiros sedientos de sangre, decidan irse a dar una vuelta por allí, a ver como está el patio, y darse un festín con los pueblerinos. Los vecinos del lugar intentarán sobrevivir a la invasión como puedan, capitaneados por un joven jefe de policía que no tardará en verse superado por la situación. A partir de aquí, mordiscos, sangre, potaje de tripas, situaciones límite y demás tópicos de este tipo de películas… ustedes ya saben de que va esto.
El dire de la peli es el señor David Slade, conocido básicamente por haber dirigido anteriormente Hard Candy (peli que consiguió cierta notoriedad basicamente por dar la vuelta a la tortilla al género del thriller) y poca cosa más, pues esta es tan solo su segunda película. Entre los protas encontramos a Josh Hartnett, uno de los peores actores de su generación, con una capacidad interpretativa parecida a la de un pomelo, capaz de mantener la misma expresión ya esté ante unos vampiros que estén a punto de papeárselo o mirando una puesta de sol, y cuyo mayor logro en Hollywood durante toda su carrera fué el de ligarse a Scarlett Johansson (y es simplemente por eso por lo que le guardo cierto respeto). Y como prota femenina tenemos a Melissa George, cuyo mejor trabajo hasta la fecha fué un reportaje para la revista Playboy, y que además ha aparecido en pelis como Dark City, la Morada del miedo, Turistas o Waz, además de su trabajo en la serie Alias. Por cierto, que la peli ésta, como tantas otras últimamente, está sacada de una novela gráfica de mismo nombre, escrita por un tal Steve Niles e ilustrada por un cual Ben Templesmith.
Lo dicho, empecé a ver la peli sin demasiadas expectativas, bastante convencido de que sería un truñaco como una catedral, pero lo cierto es que la peli me tuvo bastante entretenido y es que, entendámonos, a pesar de que no sea nada del otro mundo (que no lo es) y a pesar de que el guión hace aguas en muchos momentos de la trama y que las interpretaciones son bastante torpes (por no decir otra cosa) la peli se va medio aguantando a lo que ayudan unos vampiros bastante resultones (uno de los auténticos puntos fuertes del film) y algún que otro momento de tensión bastante conseguido. Pero el principal problema de la película son, precisamente, esos treinta días de oscuridad, porque lo cierto es que no cuelan por ningún lado ya que más que días, lo que parece que estén pasando sean horas (¡que casi parece que la peli esté hecha a tiempo real!). Y por otro lado están los vampiros, que si, que estéticamente molan bastante, pero que en todo momento estás esperando a que hagan algo como mucho más espectacular que lo que están haciendo, aunque eso no acaba de llegar jamás. Total, que nos encontramos con un punto de partida bastante interesante, con un arranque prometedor, con unos vampiros super de tendencia, con un ritmo tranquilo, con alguna buena escena y con un tramo final bastante chungo y petardillo que no me acabó de convencer demasiado.
Resumiendo: Como película de vampiros es bastante del montón, aunque salvable,pero mucho me temo que no era la intención de su director que, supongo, pretendía hacer algo mucho más novedoso e interesante.