Zohan: licencia para peinar
Brutal y tronchante comedia protagonizada por el siempre divertido Adam Sandler, en la que éste interpreta a Zohan, un curioso y extremadamente preparado agente israelí de los servicios secretos del Mossad que finge su muerte con el fin de trasladarse desde Israel hasta Nueva York, donde cre que podrá ver hecho realidad el sueño de su vida: convertirse en peluquero. Sin embargo, pese a que Zohan quiere olvidar y dejar atrás su peligrosa vida de lucha antiterrorista, descubrirá que no es fácil liberarse de sus propias raíces… Una trama original para una comedia bestia y desprejuiciada cargada de gags tronchantes y situaciones ordinarias que invitan de manera continua a la carcajada más descerebrada.
A pesar de sus innumerables defectos técnicos, esta genuina comedia guionizada, entre otros, por Judd Apatow, no sólo es la típica película de humor chusco, va más allá, satirizando algo tan eterno y serio como el conflicto palestino-israelí. Por tanto, nos encontramos ante una esbozadísima y elaborada pieza de humor dotada de una sangrante y feroz crítica política, que tiene la osadía de decir lo que quiere sin andarse con tapujos y sin miedo a la censura. Y es ahí donde, en muchas ocasiones, reside la fuerza desgarradora del cine. Zohan pertenece a una nueva corriente de películas cómico-políticas de sabor ácido que, posiblemente, sea exprimida y agotada de manera irremisible.
En la humilde opinión de este crítico, Zohan: Licencia para peinar tiene suficientes elementos para satisfacer a todos aquellos que busquen algo de cine crítico y mordaz en una comedia grosera de trazo grueso, y está interpretada de la manera más correcta posible por todos los actores principales, desde el mismo Sandler hasta John Turturro o el descojonante Rob Schneider. Pero, sin duda, donde el film sale triunfador es en ese auténtico trasfondo de realidad en el que se sucede la historia, a pesar de que el conjunto enlaza una situación imbécil con otra.
Junto con la animal Postal, de Uwe Boll, Zohan: Licencia para peinar, es una de las máximas expresiones de cine arriesgado y demoledor, cargada de humor idiota, grosero, ofensivo y punzante. Ofenderá y divertirá a partes iguales, y a un servidor le ha parecido dinámica, ágil y eficaz desde su hilarante comienzo hasta su delirante final. Sin duda alguna, un film de lo más correcto a pesar de sus variados defectos.
No os la perdáis, porque realmente resulta gratificante saber que hay cineastas que tienen las agallas necesarias para llevar a cabo un proyecto de este calibre sin andarse con suavidades.
Un siete.
Lo mejor: Que haya directores y guionistas con semejante falta de vergüenza.
Lo peor: Aspectos técnicos.