Fiel adaptación cinematográfica que corrige errores y cambia un par de detalles respecto al libro. Sin embargo la corta duración y la ausencia de algunos puntos fuertes de su version escrita hacen que te quedes con el libro antes que con la película.

★★★☆☆ Buena

El niño con el pijama de rayas

El caso de “El niño con el pijama de rayas” ha sido un caso especial. Sin buscarlo es la primera vez que me leo un libro y luego, en un periodo de tiempo relativamente corto, visiono su adaptación llevada al cine. Creo que  me leí el libro en Mayo o Junio y luego me enteré de que “estaban haciendo la peli”. Y resulta que en Septiembre ya se estrenaba! Para ser un poco objetivo separo la crítica en dos: la crítica de la película en si, y la crítica de la adaptación del libro, comparando las cosas vistas.  La película:

 

Esta enésima adaptación cinematográfica de un libro se trata de una buena adaptación, bastante simple pero al fin y al cabo el libro ya es así. La historia es sencilla y quizás por ello está contada en la película con demasiada superficialidad y pasando cosas demasiado rápido. El filme tiene una duración de 1 hora y 40 minutos y por consiguiente sólo vemos pinceladas respecto a lo explicado en el libro. Con una duración más larga se hubiera podido desarrollar mejor y se hubiera profundizado más en la historia de amistad de los dos niños y en el drama familiar. Sin embargo la historia, que está contada cronológicamente, en ningún momento pierde el hilo. De hecho las pautas y el ritmo están bien marcados, dando como resultado la incursión del drama familiar a medida que va avanzando la cinta hasta llegar al final de ésta. Un final que es básicamente el mismo final explosivo que el del libro. Pero hay que decir que ese final visto en pantalla grande, con toda la puesta en escena y junto a esa música, se te ponen los pelos de punta. Una música que pertenece a una banda sonora que parece tener sólo 4 o 5 pistas, predominando una de ellas que se va repitiendo a lo largo del filme (la que escuchamos en el tráiler), y que sin llegar a molestar, puede llegar a chocar por oirla tantas veces. A todo esto añádale un plano final de esos para enmarcar dentro de un marco. Los actores dan la talla. No son grandes actuaciones porque la sencillez del guión no lo pide, pero en ese campo se destaca el trabajo del lenguaje corporal del niño (vaya ojos azules más expresivos) y el de la madre, que le da el toque de dramatismo en la historia.  La adaptación del libro (Película Vs Libro):

 

Sin duda la película por si sola se puede ver y analizar pero como cualquier adaptación no está exenta de las comparaciones, que en este caso son muchas. La película en general es fiel al libro, vemos en pantalla todo lo que Bruno (así se llama el niño) nos narraba en el libro bajo esa dulce inocencia, y la verdad es que se agradece porque todo está perfecto: la casa, los personajes, los paisajes, etc… Todo está cuidado al detalle para no decepcionar a los lectores del libro y, supongo, al propio autor, que ha supervisado toda la creación del filme.  

Pero aún hay más. Se puede decir que en la película se han “corregido” una serie de errores que podíamos encontrar en el libro y que algunos detalles del final se han modificado ligeramente. Unos detalles que para la gente de a pie no son importantes, pero que a los ojos de los más puritanos pueden llegar a “doler”. Pues bien, en la película se solventan dichos errores y los pequeños cambios hacen que la historia sea más verosímil y creíble.

 

Pero bueno, si tenemos que elegir entre película y libro me quedo, a pesar de los fallos que pueda tener, con el libro. Y una de las razones es porque aunque la película esté bien ambientada y sea casi calcada al libro hay dos factores que, por razones que aun no comprendo, no salen en la película: los pensamientos tan inocentes de Bruno y los flashbacks. Los que hemos leído el libro lo sabemos. Esa inocencia, ese punto de vista de un niño de 8 años, es la gracia, el gran aliciente del libro. Si lo suprimimos nos queda una simple de historia de amistad. A pesar de eso en pantalla vemos a Bruno mirando con esos ojos expresivos y le vemos que está cabilando algo, pero no sabemos el que. Quizás una voz en off en esos momentos hubiera sido de gran ayuda, ya que al menos aprovechas esos planos en que el actor está mirando al infinito durante unos largos segundos. ¿Y los flashbacks?. Vale que no son muy importantes para la historia, pero dan el toque de realismo y de profundidad al personaje y en la trama. En la película no tienen cabida. La trama se desarrolla cronológicamente, y como tal los flashbacks que hay en el libro, donde podemos ver al mismísimo Hitler (también conocido por Furias), desaparecen y no existen. Total, y para resumir ya un poco, la película en si está bien y podemos ver una bonita historia de amistad entre dos niños de 8 años. Una adaptación fiel al libro a pesar de corregir y cambiar algunos aspectos que dan más credibilidad y encajan mejor en un largometraje. Sin embargo, una vez más una adaptación cinematográfica de un libro no puede superar a su versión escrita. Los que vayan al cine después de leer el libro irán con la curiosidad de ver como lo habrán hecho y con las ganas de comparar entre libro y película; y los que vayan al cine sin haber leído antes el libro disfrutaran de una tierna historia de amistad entre dos niños en un mundo donde, aparentemente, la amistad entre ellos no era posible. 

Vayáis como vayáis, disfrutaréis de la película.

Lo mejor: Toda la recreación del libro y la fidelidad del filme. El final. Los cambios de los detalles respecto al libro a mejor.
Lo peor: La total ausencia de los pensamientos de Bruno y los flashbacks que salían en el libro.
publicado por Alex Baldoví el 7 septiembre, 2008

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