Bobby Z

Desde que Tarantino dejó el videoclub, muchas cosas han cambiado en el cine americano. Se ha perdido la vergüenza de llamar a las cosas por su nombre, y los diálogos ya no evitan palabras como "fuck", "fucking" y todos sus derivados. Esa estética "cool" (enrrollada, para entendernos) ha impregnado no solo las películas de hombres malos con pistolas (desde "Reservoir Dogs" ya nada es igual…) sino las comedias románticas, e incluso los dibujos animados (ahí tenemos a "Shrek"). El caso es que tras la estela de este director, han surgido muchas copias y subproductos, y ahora nos encontramos con otro más, que sin muchas pretensiones, intenta recoger ese público que ahora está un poquito harto de los desvaríos de Don Quentin junto a su amiguete Robert Rodríguez, porque "Death Proof" (o lo que es lo mismo, la mitad de ese psicotrónico experimento de serie Z que fue "Grindhouse") dejaba bastante que desear, a pesar de contener ese toque vacilón característico de ese director. Un artesano como Herzfeld, que ha demostrado saber manejarse con oficio en varios géneros -incluido el thriller, con una cinta más que interesante, protagonizada por Robert de Niro y Edward Burns, "15 minutos"- ahora ha apostado por este tipo de filmes donde un hombre corriente, un perdedor en toda regla, tiene la oportunidad de hacer realidad el sueño de todo mortal: tener una chica preciosa, millones de dólares y poder empezar una nueva vida lejos de la mediocridad -como le pasaba al protagonista de "Amor a quemarropa", sin ir más lejos, y recordemos, guión de Tarantino-. En este alocado guión el protagonista parece tener la negra desde que nació y todo el mundo -desde un agente de policía corrupto, narcotraficantes mejicanos, una pandilla de moteros, etc.- quiere matarlo, sea como sea. Al suplantar la personalidad de un mítico mafioso que revolucionó el negocio de la marihuana en California y se convirtió en multimillonario, conocerá una vida que hasta ahora solo había soñado… No aporta nada nuevo al género, ni tiene personajes especialmente brillantes, pero todo funciona bien, como una bien engrasada maquinaria, tomando elementos prestados de "El Gran Lebowski", y por supuesto, del ya citado Tarantino. Por una vez, Walker realiza un papel algo diferente del de "chico mono" y Laurence Fishburne sigue en sus trece de carismático, misterioso e iluminado personaje -aunque ya le sobran unos kilos de más que en "Matrix"-. No obstante, es una interesante opción para pasar un rato agradable, viendo explosiones, espectaculares peleas -el protagonista es un exmarine con habilidades que ya las quisieran Rambo y Chuck Norris para ellos…-, tiros y espectaculares chicas en bikini. Es lo que hay, Pure Tarantino’s Style.

Lo mejor: Las secuencias de acción, bien coreografiadas. Algunos giros de guión, que resultan originales.
Lo peor: La permanente sensación de
publicado por Federico Casado Reina el 5 septiembre, 2008

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