Una película contracorriente que, en estos tiempos de ridícula y rancia postmodernidad, se atreve a homenajear a la serie B de los años 50 añadiéndole una profundidad y unas segundas lecturas propias de lo mejor del género de terror psicológico.

★★★★★ Excelente

La niebla de Stephen King

Ha habido tan poco ruido en torno a esta película que, tengo que confesar, no le presté la debida atención. Di por hecho que se trataba de un intento de Frank Darabont por tener un éxito comercial tras el fracaso de “The majestic“, volviendo a adaptar a Stephen King como en sus dos grandes éxitos (”Cadena perpetua” y “La milla verde“), pero esta vez en su vertiente terrorífica y no fantástica. Me equivoqué por completo.

La niebla” (The Mist) es, aunque pueda resultar paradójico, la película más anticomercial que he visto en el cine “comercial” estadounidense reciente. Una película contracorriente que, en estos tiempos de ridícula y rancia postmodernidad, se atreve a homenajear a la serie B de los años 50 (Darabont quiso incluso estrenarla en blanco y negro) añadiéndole una profundidad y unas segundas lecturas propias de lo mejor del género de terror psicológico.

No penséis, por todo lo dicho, que en “La niebla” no hay momentos “de miedo”. Todas y cada una de las apariciones de los “monstruos” provocan el desasosiego del espectador y generan una tensión a la altura de cualquier “monster movie”. Lo que pasa es que además tienen todo el sentido narrativo posible ya que sirven de contrapunto a las escenas en las que vemos al peor monstruo de todos: el ser humano.

“La niebla” puede verse como un estudio de lo que el miedo de los seres humanos puede llegar a crear. El miedo, alimentado por el fanatismo ya sea religioso o no, es capaz de llevar a una persona a donde jamás pensó llegar. La forma en que este tema está tratado en la película es ejemplar, involucrando de tal manera al espectador que éste pasará de llevarse las manos a la cara con incredulidad ante lo que está viendo a aplaudir en algún momento puntual. Esta es una de esas películas que no se ven, se viven.

Darabont ha conseguido un guión perfecto en el que juega con las constantes del género y se atreve a forzarlas hasta extremos imposibles, llegando a unos 15 minutos finales totalmente anticlimáticos pero de una intensidad emocional impresionante, en los que sabe apoyarse a veces en una banda sonora que nos clava en la butaca y a veces en silencios abrumadores y en los que consigue, incluso, momentos de extraña belleza.

Hace justicia Darabont a su fama de buen director de actores obteniendo de Thomas Jane su mejor interpretación (el espectador se identifica con él plenamente) y regalándole a Marcia Gay Harden uno de esos papeles bombón que bien merecerían una nominación al oscar porque está realmente genial en su papel de fanática iluminada.

En definitiva una película inolvidable, llena de sensaciones para el espectador y que ha obtenido un injustificable fracaso en taquilla que espero que se solucione en dvd. De otro modo, la implacable Historia no llegará a entender cómo los espectadores de principios del siglo XXI ignoraron una maravilla de este calibre.

publicado por Jeremy Fox el 3 septiembre, 2008

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