Carlos es un hombre de mediana edad, felizmente casado con Julia y con dos hijos: María Isabel y Dani. En un viaje de trabajo, el avión sufre un accidente y Carlos muere. Al llegar al cielo, Carlos descubre que María Isabel no tiene asignado ningún ángel de la guarda y él se convierte en el suyo. Simona, la jefa de los ángeles custodios, le permite tomar prestado el cuerpo de un profesor de su hija y volver a la Tierra para ayudarla. A pesar de que en el cielo no ha pasado el tiempo, en la Tierra han transcurrido dos años y en ese tiempo todo ha cambiado. Su mujer, Julia, se ha enamorado de nuevo; y María Isabel, además de no aceptar la nueva relación de su madre, tiene también problemas en el colegio.
Me niego a realizar valoraciones de esta película. Sé a ciencia cierta que todos y cada uno de los que han puesto en pie esta bazofia sabían a lo que venían, y si son sinceros y consecuentes con sus decisiones, sabrán tan bien como yo, que esta es una película para tomar el pelo a los miles de espectadores que acuden al cine en Navidades. Lo peor de esto es que, aún así, y con el plantel de la película, habrá padres que deberán aguantar el trago para llevar a sus hijos a ver a la niña prodigio hacer sus pinitos en el cine.
Todo lo que os diga es poco: interpretaciones infectas, guión carente de toda decencia, dirección monótona y aburrida, iluminación absurdamente indiscreta y un sinfín de debacles artísticas en todos y cada uno de los campos que hacen que el visionado de esta película sea una verdadera tortura a la que algunos malaventurados tenemos que asistir por el bien de la información cinematográfica de este país.
No os aburro más. La película no lo merece. La elección está en vosotros, pero yo solo puedo disuadiros si en algún momento se os cruzó la neurona para ir a ver esta película. Como a la mayoría de vosotros, fieles lectores, os considero personas cabales, decentes, dignas, honorables, con amor propio y sin hijos, creo que sobra la recomendación, pero nunca se sabe quién podría caer al lado oscuro.