Antes que el diablo sepa que has muerto
Cuando el panorama cinematográfico es desolador, sólo nos queda esperar a que los grandes directores que nos quedan vivos den coletazos de talento para nuestro disfrute. Y como Lumet confesó en una entrevista a El País que le había costado mucho esfuerzo encontrar dinero para un film como éste, no pude sino confirmar que a veces el buen cine no se encuentra con los productores adecuados y que además, cuando se estrena, tiene doble mérito.
Esta historia familiar con atraco de por medio no es más que un retrato de personajes miserables y cobardes que acaban comiéndose los unos a los otros. Hoffman y Hawke hacen un buen tándem protagonista como los hermanos que son como la noche y el día. Hasta que la noche se apodera de la luz, una luz algo rancia y tímida.
Pocas veces un atraco me conmovió y espantó de forma tan espectacular. La arriesgada pero bien realizada estructura del film nos da las dosis de información necesaria para que una historia que linealmente hubiera sido algo floja, se convierta en un auténtico ejercicio magistral de narración.
Un salto al vacío de personajes miserables pero solitarios. Aunque sean familia, entiendo que Lumet se encontrara con dificultades para vender un guión con tanto personaje ruin.
Antes que el diablo sepa que has muerto es una grandísima película que a lo mejor flojea en un segundo visionado, pero que crea un crudo retrato sobre personajes adultos con soluciones de niño macabro. Una fotografía excelente, un buen aporte musical de Burwell, una bella impresión que deja Tomei y un toque de imponente veteranía con Finney hacen de esta película un ejercicio de imprescindible visionado si queremos tener la esperanza de que hay algo más que Transformers en el horizonte.