Wall-E
Elprimerhombre ha visto WALL·E, de Andrew Stanton, una película de animación que combina muy bien imaginación, talento y cine, mucho cine.
La historia nos introduce en un futuro muy lejano, con el planeta Tierra inundado de basura, cuyo único superviviente parece ser un robot que se hace llamar Wall·e (por el nombre de la empresa de limpieza que lo fabricó), programado para recoger toda la basura posible. Lo curioso es que su única misión parece ser apilonar todo lo que encuentra, comprimiéndolo en forma de cuadrados, llegando a edificar torres inmensas. También se apodera de muchas cosas que le llaman la atención, reliquias con las que disfruta y con las que nos hace pasar un buen rato. Pero algo sucederá que cambiará su rutina. Un día, una nave espacial aterriza en el lugar por donde él se encuentra y sale de ella un robot totalmente nuevo y de alta tecnología llamado Eva, que llega a la Tierra para inspeccionarla y descubrir si hay algún atisbo de vida. Este encuentro dejará boquiabierto a Wall·e, cuyo interés por Eva nos dejará escenas inolvidables y momentos bastante divertidos, y la aventura que emprenderán juntos nos llevará hasta otras galaxias.
WALL·E es una apuesta bastante arriesgada, no sólo por la creación de un personaje que recuerda demasiado a Cortocircuito (con algún rasgo característico de E.T.), sinó también por apostar por un inicio casi sin diálogos, de unos 40 minutos de duración, basándose plenamente en la presentación y definición de su personaje estrella, resultando ser lo más interesante de la película, siendo un comienzo de puro cine, con un ritmo visual y narrativo brillante, gracias seguramente a un meticuloso storyboard.
Este es el gran acierto de Pixar Animation Studios y más concretamente de Andrew Stanton, cuya primera película como único director y guionista parece darle sus frutos. En 1998 había hecho el guión, junto con otros dos guionistas, de Bichos, dirigiéndola con John Lasseter, el creador de la primera película de Pixar, Toy Story (1995); en 2001 colaboró en el guión de Monstruos, S.A, y en 2003, también junto con otros dos guionistas y con otro director, realizó Buscando a Nemo. Pero ha sido en WALL·E donde ha demostrado con creces las facultades que tiene para el cine y la animación en concreto. Los movimientos de Wall·e son rotundamente graciosos y muy bien ejecutados. Todos los sobresaltos que tiene y todas sus reacciones están tan bien animadas que daría gusto verlas varias veces. Nos recuerda, como bien dice mi compañero Cecil B. Demente, al personaje de Charlotte, por sus gestos y a veces meteduras de pata, añadiéndole el comienzo de cine mudo.
Aunque muy a nuestro pesar, por causas del argumento de la historia, a partir de que aparecen los humanos el film decae bastante, nuestra atención no aminora gracias a Wall·e y a personajes tan curiosos como los robots rebeldes, que le acompañarán en parte de la aventura. Aún así, desde este punto hasta el final, la película va cayendo en un tópico que otro (casi toda la segunda parte lo es), pero se le perdona por obsequiarnos con una primera parte tan estupenda.
En definitiva, una película de animación para todos los públicos que, a diferencia de varias de sus antecesoras, divierte por la creación de un personaje simpático y entrañable y emociona por un comienzo merecedor de más de un aplauso.
Un saludo!