Para una fantasía no hay nada mejor que otra fantasía. Lo virtual en su forma más pura y “recargada” domina toda la película, siendo el ingrediente más genuino para una propuesta situada en un espacio puramente imaginario, fantástico y vertiginoso.

★★★★☆ Muy Buena

Speed Racer

Otra remake, en este caso de otra famosa serie de los sesenta. Aquí dos cosas son particularmente curiosas: La primera de ellas es que corresponde a la lista de series animadas trasplantadas al cine con seres de carne y hueso, y la segunda que está escrita y dirigida por los hermanos Wachowski, que sorprendieron con la trilogía Matrix. Si la primera cuestión no es un indicador favorable, ya que pueden contabilizarse varios casos abominables de este tipo de adaptaciones, la segunda al menos nos asegura un entretenimiento digno. Y Speed racer se erige como una película que podría considerarse superior a la saga Matrix (quizás excluyendo la primera de las tres). Los Wachowski son plenamente conscientes, no solo de sus intereses para con el cine americano, sino de sus claras y contundentes ideas con respecto a la adaptación. Para una fantasía no hay nada mejor que otra fantasía, y ¿qué mayor fantasía puede haber que un mundo de dibujos animados? El precepto que rige esta fantasía, fiel al despliegue visual de los Wachowski y al colorido de la animación original, es el de un elenco conviviendo permanentemente con escenarios puramente digitales. Lo virtual en su forma más pura y “recargada” domina toda la película, siendo el ingrediente más genuino para una propuesta situada en un espacio puramente imaginario, fantástico y vertiginoso. Esta imagen, que tiende a despegar adrede a los personajes de un fondo en constante, se condice no solo con la configuración visual en el animé (la clásica imagen que intenta mostrar movimiento dejando al personaje quieto y acelerando el fondo), sino con las características propias de esta historia. Los Wachowski se muestran absolutamente fieles a la historia, situaciones y personajes originales, y a esto le dan una original vuelta en su transposición a la gran pantalla. Lejos de “actualizar” la serie, la reconstruyen adoptando los códigos originales de la misma y traduciéndolos conforme lo requieren los elementos propios de una película con actores, sacándole todo el provecho posible al mundo digital para transpolar ese universo de fantasía. Párrafo aparte merece el discurso que sostiene la película, la entronización del negocio familiar que se mantiene independiente frente a la fuerza de las grandes y malévolas corporaciones. Quizás no haya mucho que rescatar de ello, dado que es la Warner la principal productora de este tanque, con todo lo que esto implica. Sin embargo, el discurso se trasluce brillantemente. El resultado, un genuino y muy loable entretenimiento, que no decae en ningún momento, y que respeta tanto a los padres que de niños fueron seguidores de la serie animada (adoptando las coordenadas del relato original en formato de estructura clásica, con héroes y villanos), como a los hijos, que poco sabían hasta ahora de ella, y que podrán acercarse con los ojos extasiados a un universo que derrocha inocencia, color y felicidad. 

publicado por Leo A.Senderovsky el 21 agosto, 2008

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