Wall-E
El espectador que acuda a ver una película de Pixar se puede sentir ligeramente decepcionado, porque en Wall-E se carga algunos de sus clichés (entre ellos, el de sacar personas de imagen real) y saca una película innovadora, que sin ser tal vez tan divertida como "Buscando a Nemo" o "Los increíbles", muestra un mensaje inteligente disfrazado de simple diversión infantil (aunque desaconsejo vívamente a los padres llevar a sus hijos pequeños a verla, más que nada porque la película apenas tiene diálogos, y puede hacerse insufrible) y estaríamos ante probablemente la película más adulta de Pixar. Prueba de ello es la indisimulada escena de sexo, repleta de evidentes paralelismos.
La historia, en principio es simple como una patata, Wall-E vive solo en su planeta, aparece la robot Eva, de la que se enamora, la sigue a su nave, se enfrenta al malo y salva la papeleta, pero encierra una gran carga simbólica, con una feroz crítica al consumismo en la sociedad distópica que nos presenta, y algunos detalles poco sospechosos de ser casuales (¿Acaso soy el único que vio en Auto al ojo del Gran Hermano?).
También resulta meritoria la expresividad de los protagonistas, que sin palabras son capaces de decir más que muchos discursos, y cómo muchas de las situaciones, vistas desde el punto de vista robótico consiguen capturar al espectador, con geniales detalles como la cuchara-tenedor, o la caja del anillo.
Es una de esas películas que parece mejorar cuando se pìensa en ella después de haberla visto, ya que admito que recién terminada la película me parecía peor que otras de Pixar, pero entonces se empieza a pensar en los detalles y… se convierte en una maravilla, aunque es cierto que por momentos, y por paradójico que parezca, da la sensación de estar viendo un cortometraje de hora y media.
Geniales también los títulos de crédito, tampoco carentes de simbolismo, reflejando la evolución de la humanidad por medio de la pintura.