La carretera (the road)
Fiel a la novela en la que se basa, La Carretera nos muestra la historia de supervivencia de un padre (Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee) en un mundo postapocalíptico y devastado (supuestamente por un desastre nuclear, aunque no se menciona ni en la novela ni en el film), un lugar frío e inhóspito amenazado por unos seres humanos que no dudan en recurrir al saqueo, el pillaje e incluso el canibalismo con tal de sobrevivir. Sin duda, un panorama realmente desalentador para un padre y su hijo pequeño. Ambos tratarán por todos los medios de alcanzar el sur del país, donde presuponen que el clima será más benévolo y quizás encuentren más recursos para alimentarse. Para ello caminarán a lo largo de la carretera, uno de los pocos símbolos de la civilización que aún permanece en pie en ese mundo destruido.
John Hillcoat es el director que se ha atrevido a plasmar la novela ganadora del Pulitzer de Ficción en 2007, y lo ha hecho con un respeto enorme hacia el texto original, ciñéndose a la trama y al argumento expuesto en la obra de McCarthy y sin tomarse ningún tipo de licencia. Y el resultado ha sido una película fiel al cien por cien a la historia escrita en la que se basa, plasmando el sabor que Cormac McCarthy expuso en el papel y logrando una estética sombría y realmente exponencial de la tragedia y el ambiente descorazonador de la novela. Un resultado brillante para un realizador que casi es un debutante en esto de la dirección y que ha conseguido una película notable con una labor de dirección seria y sincera, con las ideas claras y sin rodeos en torno a giros argumentales imposibles o efectos especiales de última generación.
Pocos personajes son los que intervienen en esta película (ya hemos mencionado que gira en torno a la supervivencia de un padre y su hijo…), pero hay un personaje que no aparece en los créditos y que tiene un peso importante. Me estoy refiriendo al entorno en el cual se desarrolla la historia, ese mundo postapocaliptico y salvaje que parece haber retrocedido en el tiempo hasta esa lejana época en que los seres humanos eran poco más que animales. Destrucción, caos, barbarie, miedo, terror, canibalismo…en definitiva, una enorme y contundente degradación física y moral de la humanidad. Y buena parte del mérito de ese logrado ambiente corresponde a Javier Aguirresarrobe, responsable de la fotografía del film, gracias a la pátina de desesperación, descomposición, sordidez y muerte que ha conseguido con esa luz grisácea, mortecina, como si de un permanente velo de niebla cubriera la arrasada faz de la Tierra.
Si hablamos de personajes de carne y hueso, el peso de la película recae íntegramente en el duo protagonista, formado por Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee, que dan vida a ese pequeño pero férreo núcleo familiar formado por un padre que tiene la ardua y dificil tarea de proteger y defender a su hijo pequeño de las vicisitudes y amenazas que pululan por la faz del desolado mundo al que les ha tocado enfrentarse. Viggo Mortensen, con una actuación inspiradísima, compone un personaje veraz y conmovedor, decrépito fisicamente e inmerso en una lucha constante contra la muerte que le acecha para evitar dejar a su hijo sólo en un mundo cruel como pocas veces se había visto. Un Kodi Smit-McPhee que, pese a su corta edad, resulta el complemente perfecto para el personaje de Mortensen, su leit-motiv que le da ese plus de fuerza que necesita todos los días para seguir adelante, la razón y el objeto de su lucha titánica contra los despojos de la humanidad que surcan esos caminos destrozados que antaño fueron arterias de la civilización. Charlize Theron y Robert Duvall tienen dos breves apariciones que, a pesar de su brevedad, constituyen algunos momentos o bien claves en la historia, o bien de un peso ético y moral de cierta importancia. Incluso Guy Pearce, quien últimamente parece haberse abonado a pequeñas intervenciones, tiene su breve aparición en pantalla.
La Carretera resulta una película realmente fiel a la novela en la que se basa, que transmite al espectador el torrente de sensaciones que la pareja protagonista vive en su propia carne a través de un mundo que ya no es lo que era y donde el hombre es mucho más que un lobo para el hombre. Un film que sin histrionismos, partiendo de premisas intimistas (casi de recogimiento espiritual) y con un ritmo tranquilo, alejado de narraciones frenéticas y deslavazadas, consigue transmitir el ambiente reinante en un mundo apocalíptico sin necesidad de alardes técnicos. La Carretera lleva en su interior el Fuego, el mismo del que tanto el padre, como su hijo, como McCarthy, portan en su interior.