Bienvenido a Farewell-Gutmann es una pretendida -y estrepitosamente fallida- mirada crítica al mundo empresarial actual que se encuentra encorsetada por un guión espantoso y la dicotomía entre realismo y comedia negra.

★☆☆☆☆ Pésima

Bienvenido a Farewell-Gutmann

Para comenzar a hablar de Bienvenido a Farewell-Gutmann podríamos casi recuperar el mismo discurso que hace dos meses sacábamos a colación al respecto del estreno de la estupenda Casual Day. El cine es un arte que atraviesa distintos ciclos, y el cine español ha encontrado en los últimos años una gran fuente de inspiración en el abstracto mundo laboral y, más concretamente, en el empresarial.

Pero además de tratar un tema de fondo común, la creciente crueldad y deshumanización en el mundo empresarial, nada más une a Casual Day con Bienvenido a Farewell-Gutmann -además de haberse presentado ambas en el Festival de Málaga-. Sin embargo, el film de Xavi Puebla sí tiene un clarísimo referente, aunque siendo puristas, habría que hablar de dos: El Método Grönholm, la obra teatral de Jordi Galcerán, y El Método, adaptación cinematográfica que dirigiera Marcelo Piñeyro. Bienvenido a Farewell-Gutmann toma el absurdo y las situaciones llevadas al extremo del texto de Galcerán, pero las plasma con el estilo descorazonar y descarnado de Piñeyro. Una peligrosa combinación que ni Jesús G. Vilda ni Xavi Puebla han sabido mezclar y dosificar. El resultado es una película formal y estéticamente ambigua, que oscila entre propuestas tan dispares y antagónicas como la comedia negra y el realismo puro y duro. Tal error no hace sino enmascarar los mayores desastres del film, que son su guión y su puesta en escena. El guión adolece completamente de personalidad o garra, y los personajes no son más que meros arquetipos vacíos sin desarrollo ni recorrido emocional alguno. También se aprecian algunas subtramas cuya única finalidad era aportar una dimensión extra a la historia principal pero que, por azares del destino, se quedan en una cortina de humo. La trama y su terrible puesta en escena no resultan creíbles ni en el fondo -ese personaje tan fantasmagórico como grotesco de Héctor Colomé y todo el proceso de selección en sí- ni en la forma -pésima dirección artística-. Los actores en líneas generales se limitan a cumplir, aunque mientras Adolfo Fernández logra sacar el máximo a ese villano, Lluís Soler no está a la altura.

Bienvenido a Farewell-Gutmann es una pretendida -y estrepitosamente fallida- mirada crítica al mundo empresarial actual que se encuentra encorsetada por un guión espantoso y la dicotomía entre realismo y comedia negra. Y supone asimismo un fenómeno digno a tener en cuenta, y es que pocas veces se habrá dado el caso que una película se inspire por igual en una obra de teatro como en la adaptación al cine que se hizo de ella.

Lo mejor: Adolfo Fernández
Lo peor: Su guión y la falta de personalidad de Xavi Puebla
publicado por Francisco Bellón el 11 julio, 2008

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