Interesante remake de drama italiano sobre las relaciones, la madurez, el compromiso, el matrimonio y demás yerbas. Zach Braff encabeza un elenco excepcional, en la piel de Michael, un joven que, a partir de enterarse que su novia está embarazada, se encuentra ante el temor de poder imaginarse cómo será tu vida de ahí en adelante, lo que lo lleva a involucrarse con una joven estudiante, y probar sus últimas horas de inmadurez. Si bien el punto de vista es el de Michael, la trama recorre las vidas de sus amigos, con vidas y suertes dispares, pero sumidos todos en la misma crisis de los 30, y describe a su vez la conflictiva vida marital de los padres de Jenna, la novia de Michael.
Nadie está a salvo de los problemas de pareja, en esta película con un fresco guión de Paul Haggis, que intenta evitar en su desarrollo los lugares comunes de este tipo de películas, criticando en muchos momentos la institución del matrimonio y las relaciones que se estiran sin sentido, aunque termina resolviendo de modo bastante previsible varias de aquellas historias. Las actuaciones del reparto, especialmente de Zach Braff (alejado definitivamente de los tics de su personaje en la sitcom “Scrubs”), y de Blythe Danner, quien interpreta a su suegra, le aportan a la película la fuerza dramática necesaria. Las historias se van enlazando correctamente, pero tienden a dilatarse más de lo adecuado, lo que termina perjudicando el ritmo general. Un guión sencillo, personajes muy bien delineados, y actores que le otorgan humanidad y calidez a estos, son los atractivos principales de un drama no tan obvio como el común de este tipo de producciones, y por ello, digno de ser visto.