Cashback
Por fin nos llega Cashback, el primer largo de Sean Ellis y que coge como referencia su corto nominado al Oscar, el cual se encuentra dentro del film íntegramente y que nos cuenta las peripecias de un joven al que acaba de abandonar su pareja, debido a lo cual empieza a padecer un terrible insomnio que le impide dormir cada noche, con lo cual decide invertir su tiempo y trabajar en el turno de noche de un supermercado donde el tiempo se hace eterno y donde cada cual tiene su truco para hacer más llevaderas las horas.
Cashback es una maravilla, una pequeña joya a descubrir cargada de poesía, emotividad y sensibilidad, narrada con una elegancia desmesurada en todos sus aspectos. No tengo la menor duda que será una de las 10 películas del año. Sean Ellis demuestra en su primer film que tiene claras las cosas y sabe como contarlas para que parezcan distintas, aunque lo que te este contando sea algo ya visto mil veces, la búsqueda del amor, lo mismo que podemos encontrar en cualquier comedia romántica y gamberra pero narrado de una forma sobria y con acierto.
Ben Willis, nuestro protagonista tímido y depresivo, tiene una particular manera de que el tiempo pase más rápido, detenerlo, y es así como el se encuentra en soledad y en calma, y donde puede dedicarse a una de sus mayores pasiones como estudiante de bellas artes, a captar la belleza y a dibujarla en su cuaderno, la belleza del cuerpo femenino que desnuda para plasmar en sus dibujos.
Otra de las grandezas del film es su envidiable cartel de personajes secundarios, entrañables todos ellos desde los compañeros de trabajo pasando por su jefe, hasta ese amigo de la infancia gamberrete y ligón, todos ellos con su carisma propio y que aportan al film el toque de humor inteligente y comedido. Y no se puede pasar por alto la excelente banda sonora que se acopla perfectamente a cada escena y que abarca desde opera hasta el Power of Love de Frankie Goes to Hollywood, todo regado con sutiles pinceladas de piano en sus momentos más delicados.
Podríamos decir en su contra que los últimos minutos del film son algo forzados, pero no lo suficiente como para impedir disfrutar de esta delicia deudora de Donnie Darko, aunque sin la complejidad argumental de esta, y comprobar como, al igual que su protagonista, es posible detener el tiempo y apreciar toda la belleza del film.