Un claro ejemplo de los efectos de la popularización del cine independiente, en el que, aunque la fórmula continúe entreteniendo, comienzan a vislumbrarse ya ciertas reiteraciones y escasez de originalidad.
Dirigida por Peter Hedges y protagonizada por Steve Carell, Juliette Binoche, Dane Cook, Norbert Leo Butz, John Mahoney, Dianne Wiest, Alison Pill, Brittany Robertson y Marlene Lawston, Dan in real life se estranrá por estos lares el 19 de marzo bajo el título de Como la vida misma.
La película cuenta la historia de Dan, columnista en un periódico local, vive con el recuerdo de su esposa fallecida, y dedicado por completo a sus tres hijas. Su vida cambia cuando conoce a Marie, la nueva novia de su hermano menor.
Nadie duda que el rotundo éxito cosechado por películas de corte independiente como Pequeña Miss Sunshine o ¡Olvídate de mí! han hecho que un género que hace unos años fuera desconocido por buena parte del público y no demasiado respetado por otra buena parte de la crítica, se haya convertido en una fórmula de éxito casi asegurada. Este mismo año tenemos a Juno como claro ejemplo de ello, nominada a cuatro estatuillas, y Como la vida misma es otra muestra de la popularización de este género, en sus orígenes minoritario.
Sin querer generalizar, y aunque esto pueda doler a algunos, este rotundo éxito y favor del público del que hablaba está haciendo que el cine indie pierda paulatinamente su frescura original, que no su calidad, y comienzan ya a notarse los primeros síntomas. Buen ejemplo de ello es Como la vida misma, que no es una mala película, ni mucho menos, pero carece completamente de originalidad, pues su base sigue escrupulosamente todos los clichés estipulados, como si Peter Hedges hubiera tomado el personaje que el propio Steve Carrell interpreta en Pequeña Miss Sunshine y lo hubiera reciclado para realizar una nueva película. Y es que, aunque externamente puedan resultar diferentes, en esencia se trata de los mismos personajes, con similares familias, con similares gags, con similares situaciones, con similares desenlaces…
Por otro lado, cabe decir que Como la vida misma es una película entretenida en líneas generales, con un humor mordaz en ocasiones, con gags zafios en otros casos, y un final exacerbantemente positivo, idílico, podríamos decir, cosa que también suele ser habitual en este tipo de producciones. Por suerte o por desgracia, la película dirigida por Peter Hedges convierte a Steve Carell en epicentro absoluto tanto de la trama como de los propios gags, por lo que el resto de protagonistas, Juliette Binoche incluída, se convierten en meras comparsas para que el actor realice un monólogo eficiente aunque previsible, y cuyas puntuales patochadas desmerecen una interpretación en líneas generales bastante lograda, y que nos permite disfrutar del buen quehacer de un actor todavía infravalorado por muchos.
Así pues, podriamos decir que Como la vida misma es un claro ejemplo de los efectos de la popularización del cine independiente, en el que, aunque la fórmula continúe entreteniendo, comienzan a vislumbrarse ya ciertas reiteraciones y escasez de originalidad.