Los Renegados del Diablo
Cuando Rob Zombie dirigió allá por el 2003 "La Casa de los 1000 Cadáveres" comenzaba a llevar al cine muchas de sus inquietudes y experiencias visuales que durante años ya habia mostrado en su música y en los videoclips que él mismo se encargaba de dirigir y montar. Su primera pelicula, pese a llamativa, no dejaba de ser un homenaje bastante fiel ( no diremos plagio, pero casi ) a "La Matanza de Texas" del maestro Tobe Hooper. Resultó ser una pelicula de terror entretenida, revisitadora de la tradición más clásica del género y encuadrada en un marco freak, gore, e incluso algo de "road movie". Un ejemplo de como hacer bien tu trabajo con un presupuesto ínfimo y confiando en tus dotes de director.
Dos años después, Zombie da al traste con la máxima "segundas partes nunca fueron buenas", y consigue con su segunda pelicula lo que pocos directores logran incluso a la cuarta o quinta: establecer de forma firme las bases de su propio lenguaje y estilo visual como director, y llevarlas a la práctica contundentemente. Por supuesto que sigue echando la vista atrás, pero ya tiene su propio filtro y el toque personal es ya una realidad.
"Los Renegados del Diablo" es un film de regusto setentero, con enormes dosis de road movie y algo de western sórdido y siniestro. Y terror, terror a plena luz del dia, ese terror que sólo son capaces de transmitir los psychokillers más brutales. Ya desde el mismo inicio de la pelicula, nos damos cuenta de que acabamos de subir a una montaña rusa de acción y violencia que no nos dejará indiferentes. Bien es cierto que la historia que se narra no se puede considerar como magnifica, pero es el enfoque personal de Rob Zombie el que logra que se exprima al máximo un guion aparentemente lineal. Lo que comienza y discurre como una presentación y alineación bastante clara de los personajes principales (la familia Firefly) como verdugos desquiciados, sufre un giro bastante efectista que es donde reside el acierto del director, hasta tal punto que se puede llegar a sentir incluso piedad, verdadera pena y empatia hacia los que siguen siendo los asesinos inmisericordes, pero amenazados ahora por una mente tambien desquiciada, en la linea de aquellos a quien persigue. Los verdugos se tornan en victimas, y el espectador sufre una auténtica dicotomía: ¿de que lado estás? El dilema moral está servido.
Sin duda, el cine está de lado de Rob Zombie. Recrea ambientes y atmosferas asfixiantes, cargadas de aire viciado por la violencia, la ausencia total de remordimientos y escrúpulos. Técnicamente, echa la vista atrás y recupera ciertos mecanismos que incorpora a su particular forma de hacer cine. Las ralentizaciones, las imagenes congeladas, el uso de cortinillas, todo configura un mosaico al cual Rob dota de color, y de musica. Porque la musica es otra baza importante en la pelicula. Una serie de canciones más o menos populares del sur de los EE.UU. que contribuyen de forma esencial a vestir el film con humo setentero. Genial, por ejemplo, el final al ritmo de "Free Bird" de Lynyrd Skynyrd…
Parte importante en el "buen sabor de boca" que deja la pelicula son los actores principales. Tanto Sid Haig, como Sheri Moon y Bill Moseley bordan sus papeles de familia de tradicion psicopata, tanto a la hora de mostrarse despiadados como a la hora de padecer y de suplicar. Al igual que William Forsythe, inconmensurable en el papel de Sheriff Wydell, angel justiciero vengador que no escatimara ni un apice de energia para ver cumplida su venganza.
A mi es una pelicula que me sorprendio. Despues de la primera incursion en el cine de R.Zombie, esperaba algo más de madurez en su trabajo, pero no un paso tan enorme como el que da en su segundo film. Si sigue asi está claro que dará que hablar en un futuro muy cercano.De momento su mejor ejercico es una road movie de terror psychokiller, con dosis de violencia y algo de gore, con reminiscencias a "Grupo Salvaje" de Sam Peckinpah, y que golpea directamente al corazon de America y su "way of life".