La guerra de Charlie Wilson
A veces la realidad supera a la ficción. Ésta sería una buena frase para describir todo lo que hizo el excéntrico congresista Charlie Wilson, junto a un pícaro agente de la CIA, y que podemos ver de una forma correcta en pantalla. Mike Nichols nos propone un film que hará reflexionar a más de uno y que nos deja ver lo que una sola persona puede conseguir siempre que tenga cara para hacerlo. ¿Y Que hizo? Pues ni más ni menos que cambiar el curso de la historia. Una copa bien cargada, un toque de rimel y mucho coraje. Esas serían las tres cosas básicas para entender el film.
La película no es una película de tiros, ni de acción, es una película de política y de dialogo con toques, bastante sutiles, de humor. Un humor que la mayor parte del tiempo se sustenta gracias al agente de la CIA Gust Avrakotos, interpretado por el gran Philip Seymour Hoffman. Un Sr. Hoffman que está nominado al Oscar en la categoría de Mejor Actor de Reparto, y todo hay que decirlo, no es de extrañar que esté ahí, por que lo hace muy bien en toda la película. Ya lo he dicho antes, pero tengo que recalcar que los toques de humor que tiene el personaje son magníficos, y encajan a la perfección con el carácter del film.
Un film sin muchas pretensiones, pero que gracias a ello te deja un buen sabor de boca, y una sonrisa en la cara. Vamos por el Sr.Wilson, que al fin y al cabo es el protagonista. Es un fuera de serie. Le gusta pasárselo bien y él va a lo suyo, hace lo que quiere, y a su manera. Interpretado por un Tom Hanks que ha sabido captar el tono irónico y burlesco que caracteriza a Charlie Wilson, junto a una cara muy dura para salirse siempre con la suya con algún que otro comentario adecuado que descoloca al más conservador. Para mi la peor es Julia Roberts. No lo hace mal del todo, pero no encaja en la película. Además estando de rubia no me convence nada. Pero, eh! Que los protagonistas son Charlie y Gust, que tienen buena química en pantalla. Otra cosa que flojea un poco es el ritmo más o menos a mitad del film, y que aunque luego se recupere se nota ese bajón. La duración? La adecuada. Hora y media, lo justo para contar lo que se tenía que contar. Ni más ni menos.
En resumen, que sin quererlo ni beberlo algo que realmente pasó y que han hablado sobre ello, se plasma a la perfección en un film que te hará pensar y que también te hará sacar alguna que otra carcajada. Eso si, no esperéis moraleja final. Sólo sacas una conclusión: “Ha sido cosa de Charlie”.