Tercera entrada en el mundo del vampirismo de la Hammer, que cumple con los requisitos para ser considerada como una de las buenas entradas del estudio, pero que debido a la falta de actores más representativos, es reconocida como un título menor.

★★★★☆ Muy Buena

Kiss of the vampire

“The Kiss of the Vampire“(1963), es un film de terror dirigido por el australiano Don Sharp y cuyo guión fue escrito por el productor Anthony Hinds, bajo el seudonimo de John Elder. La cinta está protagonizada por Edward de Souza, Jennifer Daniel, Noel Willman y Clifford Evans. 

Gerald y Marianne Harcourt (Edward de Souza y Jennifer Daniel), son una pareja de recién casados, que se encuentran de luna de miel por Centroeuropa. En pleno viaje, su automóvil queda sin combustible, por lo que se ven obligados a hospedarse en un hotel de una población cercana al lugar donde quedaron varados. La pareja es invitada a pasar una velada en el castillo del doctor Ravna (Noel Willman), el hombre más rico de la comarca. Rápidamente entablan una amistad con el doctor y su familia, sin saber que este es el cabecilla de una secta vampírica.

 

Esta fue la tercera incursión de la Hammer en el mundo del vampirismo, tras la recordada “Horror of Drácula” (1958) y “Las novias de Drácula” (1960), ambas del director Terence Fisher. Originalmente, esta cinta fue pensada como una secuela más dentro de la saga de Drácula, realizada por la Hammer. Lamentablemente para el estudio, Christopher Lee seguía rehusándose a reinterpretar al vampiro, Peter Cushing, quien si había participado en el anterior film, no estaba disponible durante ese periodo, y para colmo, Terence Fisher se encontraba enfermo. Fue por esta seguidilla de problemas, el film sufrió una serie de cambios. Primero, el guionista/productor Anthony Hinds, se vio en la obligación de reescribir el guión inicial, para lo cual tomo un antiguo libreto de Peter Bryan para un proyecto que nunca llegó a realizarse, en parte por la negativa de Lee de volver a encarnar al vampiro, llamado “Drácula and the dammed”, además de tomar el final original de “Las novias de Drácula”, que debido a la objeción de Peter Cushing no se llegó a filmar. El resultado final de todo esto, es un film sin la más mínima referencia a Drácula, en la que se trata al vampirismo como una enfermedad social, que afligía a aquellas personas sumidas en la decadencia.

 

Además de los cambios en el guión, se opto por un elenco relativamente desconocido, exceptuando a Edward de Souza y Clifford Evans, quienes ya habían trabajado con anterioridad en la “casa del martillo”, bajo las ordenes de Terence Fisher en las películas: “El fantasma de la ópera” (1962) y “The curse of the Werewolf” (1961), respectivamente.

El cambio tal vez más arriesgado, fue el de contratar al director Don Sharp, quien tenia nula experiencia realizando films de terror. Esta sería su primera colaboración con la Hammer, a la cual le seguirían: “The Devil-Ship Pirates” (1964), “Rasputin: The mad monk” (1966).y el episodio “El guardián del abismo”, perteneciente a la serie “Hammer House of Horror” (1980).

 

La mayor fortaleza de esta cinta proviene precisamente de algunos de los cambios realizados en el guión, principalmente en como se toma el mito del vampirismo desde una perspectiva diferente. Por primera vez se muestra a un grupo bastante numeroso de vampiros congregándose para participar de lo que parece ser una especia de secta satánica, hecho pocas veces visto en un film de vampiros, en que por lo general, solo se trata un grupo menor de seres aislados sedientos de sangre. El hecho que acá aparezca una secta y no un individuo solitario, viene a enfatizar aún más la idea del vampiro como alguien que busca pervertir y poseer sexualmente a su victima, así como también los deja como individuos carentes de toda moral. La escena de la fiesta en el castillo, donde hombres y mujeres deben ocupar máscaras, y su posterior cambio de vestimentas, deja entrever de manera bastante sutil, que estas fiestas no más que orgías organizadas por Ravna, el cual se preocupaba junto al resto de los integrantes de su familia, de captar mujeres jóvenes y hermosas para llevar a cabo practicas semejantes con el resto de los integrantes de su grupo. En esta película a diferencia de las anteriores, solo se realiza el paralelo entre la mordida del vampiro y el acto sexual, sino que tanto la victima como el victimario, no tienen tapujos al momento de revelarle al desconcertado marido, el acto que han consumado y lo mucho que lo han disfrutado.

 

Otro gran acierto del guión, es el dejo hitchckoniano que tiene toda la búsqueda que realiza Gerald al ver que su esposa ha desaparecido. Por más que pregunta si alguien ha visto a su esposa, todo el mundo asegura que el ha llegado solo al lugar, y que la persona por la que pregunta no existe. Al verse en aquella situación, es que ve al profesor Zimmer (Clifford Evans) como su única esperanza. A diferencia del personaje de Van Helsing, Zimmer es un personaje casi tan oscuro como el de Ravna. Es un alcohólico cuyo pasado solo será revelado en el tramo final de film. Esto vendrá a explicar su odio hacia Ravna,  así como sus razones para quedarse en el pueblo de brazos cruzados hasta la fecha. Este personaje podría ser considerado como un verdadero Van Helsing en ruinas, que no llega a ser del todo carismático. Mucha gente ha comparado su aspecto con el de Zé Do Caixao, personaje al cual le daría vida un año después el brasileño José Mojica Marins en la película de culto: “A medianoche me llevaré tu alma” (1964).

 

La película en general tiene un buen desarrollo, que el director adorna con muy pocas escenas violentas, lo que viene a recordar en parte al estilo impuesto años antes por la Universal.  James Bernard, por su parte, cumple con lo acostumbrado en las películas de la Hammer, entregando una más que adecuada banda sonora, que es bastante inquietante a ratos. En cuanto al diseño de los sets y el uso de los colores, esta película no tiene nada que envidiarles a los grandes clásicos de la casa del martillo, quedando en la retina la escena del baile de máscaras. Lo más criticable es la mala actuación de Edward de Souza, y lo abrupto del final, que pese a lo mal logrado de los efectos, es lejos uno de los finales más originales que he visto en películas de vampiros.

Esta cinta, a mi gusto, cumple con los requisitos para ser considerada como una de las buenas producciones realizadas por la Hammer, que debido a la falta de actores más conocidos, paso a ser reconocida solo como un titulo menor.  En definitiva es un film totalmente recomendable, que vale la pena redescubrir.

 

A modo de anécdota, en los Estados Unidos se lanzó una versión de mayor duración para la televisión, bajo el nombre de “Kiss of evil”. Esta versión presentaba nuevos personajes, y algunas escenas cortadas, debido a su contenido ligeramente gore.

publicado por Christian Sandoval el 17 febrero, 2008

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