Un film que invita a la reflexión y que consigue dar una lección de ética, compromiso y de cinematografía totalmente gratificante, erigiéndose como un documento necesario y de obligado visionado. Un canto a la libertad de expresión.

★★★★☆ Muy Buena

Buenas noches y buena suerte

Tras unos minutos iniciales del film en donde se nos presentan diversas escenas semimudas (con solo sonido y música de fondo), que sirven como presentación coral de los personajes y que nos recuerda al inicio de films como "El cazador" de Cimino o algo más vagamente a "La lista de Schindler" de Spielberg, podemos augurar que el film formalmente va a ser impecable, y ello es confirmado durante el resto del metraje.

Muchos calificarán la obra de Clooney como tediosa o un simple coñazo, con un tema pasado en cuanto a entorno histórico e importancia actual, y que tiene carencias de ritmo un tanto destacadas, pero nada más lejos de la realidad. El film posee una fuerza narrativa brutal y un mensaje ético no solo ejemplar sino necesario y totalmente válido aún hoy en día pues la manipulación visual y el partidismo barato siguen existiendo, la política del miedo sigue viva en muchos lugares del mundo (sobre todo en Estados Unidos) y promueve y recuerda el periodismo valiente y comprometido con la sociedad y su problemática.

Dejando un poco de lado las cuestiones argumentales y narrativas, que son ampliamente valorables, el tratamiento visual y técnico de la cinta es magistral pero dificil de valorar por muchas personas, ya que se trata de un film de una formalidad basada en el minimalismo y en la corrección. Enviadable es como Clooney nos cuenta esta historia, sus recursos para dar dinamismo o tensión a una escena, el porque de la utilización narrativa de según que planos o la bellísima puesta en escena digna de un auténtico maestro.

Remarcables son el uso de las lentes en dicho film con un juego focal tremendamente inteligente, los planos secuencia para dotar realismo y amplitud a las escenas, los encuadres tan medidos, las escenas con profundidad de campo y el uso excepcional de mostrar gran cantidad de información en una escena y mismo encuadre, o los movimientos tan sutiles y casi inapreciables en ocasiones de la cámara que no son gratuitos ni mucho menos.

Las escenas mudas o semimudas son un alarde de dirección, véase por ejemplo la escena que perdemos la imagen de la réplica del senador McCarthy al programa que se emitió 3 semanas antes inculpándolo, en donde el personaje interpretado por Frank Langella se mueve entre sombras por el despacho mientras no dejamos de oir la conversación de McCarthy, una representación del miedo a la posibles represalias guvernamentales o a la caída de una televisión o medio por un riesgo cometido. Clooney usa el silencio o las escenas solo con música de fondo para ensalzar un momento o una persona. Muchas veces el silencio dice mucho más que las palabras y he aquí un ejemplo. También, el uso de los personajes en off es espléndido en el film, y algo muy acertado por parte del realizador.

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La fotografía inmejorable de Robert Elswit consigue transportarnos visualmente hacia los 50, ayudada por una música minimalista que complementa a la perfección las bellas y cuidadas imagenes. Un trabajo de iluminación fascinante y que recibió una merecidísima nominación al oscar en su respectivo apartado.

Las actuaciones son muy convincentes, pero destaca una sobre las demás, y es la del excelente y reivindicable actor David Strathairn, el cual realiza una portentosa reproducción de su personaje, el hombre que plantó cara al mismísimo McCarthy junto a su equipo de la CBS, Edward R. Murrow.

"Buenas noches, y buena suerte", es un film cuya tremenda calidad es posible que sea difícil de detectar por una inmensa mayoría de espectadores pues en la sutileza de sus detalles radica la grandeza de la obra de Clooney, por como presenta a los personajes, como usa los contrapicados para engrandecer la figura periodistica y popular de Murrow, como presenta los momentos importantes con silencios, como usa las miradas de los actores o como la luz abre el campo a la imagen entre otras cosas. Un director que ya destacó en su brillante aunque algo irregular ópera prima "Confesiones de una mente peligrosa" y aquí reafirma su innegable talento tanto visual como cultural. Un film que retrata fantásticamente bien una época de represión política, de falta de libertad de expresión escandalosa y la lucha por un futuro mejor.

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La película es un canto a la libertad de expresión, nos viene a decir que la lucha contra las injusticias siempre estará presente y aunque no se consigan los objetivos fijados o quizás se pierda la ilusión, no hay que dejar ese compromiso de la lucha, en este caso nos habla de la lucha usando el poder de la palabra y su importancia en nuestra sociedad.

Un film que invita a la reflexión y que consigue dar una lección educativa de ética, compromiso y de cinematografía totalmente gratificante, pero sobretodo, un film necesario y de obligatorio visionado.

Lo mejor: Ante todo la sobriedad de Clooney tras las cámaras. La excepcional fotografía de Robert Elswit. El riesgo que posee todo el film en muchos aspectos. La colosal interpretación de Strathairn.
Lo peor: Casi nada, solo que puede pecar un poco de frío.
publicado por Javier G. Pasamón el 21 enero, 2008

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