Un potable ejemplo de lo tenebrosas que son de por sí las habitaciones de hotel, especialmente aquellos antros abandonados en el espacio y el tiempo.

★★★☆☆ Buena

Habitación sin salida

Cuando comienzan los títulos de crédito de Habitación sin salida (2007), uno cree que está a punto de encontrarse con otra bastardización más de Psicosis (1960) de Alfred Hitchock (el director más plagiado del cine), pero dichas impresiones son pasajeras. La película termina por alejarse progresivamente del famoso thriller de Norman Bates y familia para echar una mirada retrospectiva sobre trabajos mucho más explícitos como en su momento fueron Toolbox Murders (1978) y Trampa para turistas (1979), aderezadas con un toque de misterio inicial que, en lo personal, me parece muy bien resuelto. Es sólo cuando se abandona en su lado convencional cuando va perdiendo aire, lo que no impide que sea bastante recomendable al final.

Y eso que Habitación sin salida es bastante sencilla, no sólo en su planteamiento del horror sino incluso en su duración: el metraje entero dura tan solo 81 minutos, y eso incluyendo unos largos títulos de crédito iniciales y finales que están evidentemente inspirados en la película de Hitchcock antes mencionada. La trama de la que parten también es similar: pareja que sufre un percance "accidental" en carretera y se ve obligada a pasar la noche en un misterioso motel sólo para ser acechada por algo o alguien que amenaza sus vidas. Toda la primera media hora se va en la creación del ambiente y el descubrimiento por parte de la pareja de aquello que les pone en peligro en las habitaciones de ese siniestro motel. Es precisamente todo ese trozo, en los que el misterio está dosificado, lo mejor de la película, que alcanza su punto máximo en el momento en el que la pareja descubre por fin la naturaleza exacta del peligro que se avecina. No lo contaré aquí porque me parece que funciona mucho mejor si no sabes lo que te espera. Sólo digamos que es ese el momento en el que todos los indicios anteriores convergen en una sola revelación que hace que esta película abandone sus conexiones con Psicosis en busca de la intensidad de un juego de gato y ratón.

Por desgracia, este también es el momento en el que la cinta toma un aire mucho más convencional y se estanca en él por el resto de su corta duración, convirtiéndose en una persecución ininterrumpida que esconde poco que no hayamos visto antes, salvo la inclusión en dos papeles principales de Luke Wilson y Frank Whaley, actores que normalmente asociamos a comedias y que aquí muestran un radical cambio de registro. Incluso Kate Beckinsale parece abandonar su rol de mujer dura visto en Underworld (2003) para abrazar un personaje más vulnerable (sin abandonar su condición de reclamo femenino de la historia). Esta segunda mitad es la que en definitiva decepciona un poco al no ofrecer nada nuevo y, por el contrario, ahondar en el largo historial de clichés de personajes tomando decisiones estúpicas en favor de la comodidad de los guionistas. Todo esto impide que Habitación sin salida llegue a ser algo más de lo que es: un potable ejemplo de lo tenebrosas que son de por sí las habitaciones de hotel, especialmente aquellos antros abandonados en el espacio y el tiempo. Atención, eso sí, al plano final, mucho más contundente y realista de lo que estamos acostumbrados en este tipo de historias.

publicado por Hombre Lobo el 4 diciembre, 2007

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