Michael Clayton
Michael Clayton (George Clooney) soluciona problemas de manera eficaz para el importante bufete de Nueva York en el que trabaja desde hace años. No ejerce de abogado. Es un “solucionador”
Cuando Arthur Edens (Tom Wilkinson), colega de trabajo y amigo personal de Michael descubre que una multinacional agroquímica a la que defienden está matando gente con su producto todo se sale de madre y las consecuencias van a ser terribles.
Como Michael Mann con su extraordinaria El Dilema aquí es el debutante Tony Gilroy el que se rodea de elegancia y buenas maneras para contar otra historia de amenazas, corrupción, mentiras y engaños.
Puede tener un problema de equilibrio porque si en la de Mann, que duraba cuarenta minutos más, el problema de la multinacional estaba constantemente en pantalla aquí pasa un poco de puntillas por el asunto que critica sin atreverse a entrar a saco en la denuncia y se nota en el ritmo, indeciso y muy lento por momentos en su primera hora.
Es en la segunda hora de peli cuando Gilroy se quita los complejos, se decide a entretener al espectador y la película se convierte en un interesante y trepidante thriller muy disfrutable en el que brillan por encima de todos Clooney, Wilkinson y un par de tipos que levan a cabo una labor espeluznante.