El espía
Durante la historia del cine americano hemos visto verdaderas maravillas sobre el espionaje, ya sean del maestro o frenetismos como el propio Bourne, de una era más moderna. Viendo El espía me he dado cuenta de que no existe una justificada razón por la cual se tenga que hacer dicha película. ¿Es de nuestra incunvencia el proceso de espionaje del tal Robert Hanssen? No. Pues bien, con esa frase tan amada y odiada por algunos como es la de “basada en hechos reales”, el film de Bill Ray se vende como tal, una historia que ocurrió, y que, desgraciadamente, a muy pocos nos interesa. Sin embargo, la película, de ritmo pausado y sin apenas acción, sabe mantenerse como metraje de diálogo (que no de pensamiento profundo) y encuentra un punto (lento) que no acaba de molestar al espectador.
Es tópica en buena parte del contenido, aunque no pretende mostrarlo. Varias de sus escenas son envidiablemente originales, pero de aparente senzillez. No es tanto lo que se ve sino esas miradas y conversaciones íntimas las que hacen que El espía sea un film, más que de espionaje, intelectual. No es, ni mucho menos, lo que fue esa maravillosa segunda película de Robert de Niro. No llega alcanzar, ni siquiera, el nivel de la triología de Jason Bourne, pero tiene algo que las demás no tienen, algo difícil de describiri, tranquilo, un ambiente frío y seco. Este, también, es un claro retrato a esa vida tan aburrida y peligrosa de los espías, que juegan sus vidas como dominando armas. Su guión es senzillo (que no malo). No aporta nada nuevo e interesante al cine de espías, pero eso sí, cuenta los sucesos de forma pausada e inteligente.
El reparto se luce de manera muy satisfactoria, principalmente el gran (hasta ahora secundario) Chris Cooper, que cooprotagoniza la película junto al joven Ryan Phillippe, que vimos que ya era un buen actor en la estupenda Crash. Ambos se compenetran de una manera genial, forman un dúo interesante y con diálogos muy bien escritos. Probablemente se repitan un poco las conversaciones entre ellos, pero esto sería un problema de poca importancia. Y, sobretodo, no olvidar el momento final, donde ambos muestran su carisma con tan sólo miradas. Un verdadero acierto. Aunque la secundaria Laura Linney tampoco ha de desmerecerse, pues su interpretación es, como de costumbre, excelente.
Una correcta película de espionaje que no aporta nada nuevo al cine del género, pero que sin embargo se desenvuelve satisfactoriamente, sobretodo con la increíble actuación de Chris Cooper, un actor que siempre hay que tener en cuenta.