Los Simpson: La Película
No negaré que Los Simpson es una de las mejores series que ha parido la televisión en toda su historia. Tampoco negaré la de buenísimos ratos que me ha hecho pasar esta amarilla familia a lo largo de mi vida. Una de sus grandes bazas es que la gran mayoría de capítulos no pararías de verlos (creedme, es una certeza: Antena 3 nos pone a prueba desde hace milenios…). Pero la serie no está pasando un buen momento, en cuanto a la calidad de sus guiones se refiere. Las tramas son cada vez más tontas, los chistes son cada vez más malos, y los personajes pierden carisma y fuelle a medida que van pasando las temporadas. Y justo en este momento, aterriza la película de la serie en los cines del mundo entero, dispuesta a hacerse un hueco entre las más taquilleras del verano (porque para eso se ha concebido).Y se nota, se nota bastante en la calidad del producto que nos ofrecen el momento en que éste ha llegado.
Los Simpson: La película, me ha parecido muy anecdótica e irreal. Una parida medianamente graciosa y entretenida, que afortunadamente no ofende ni engaña a nadie, pero exageradamente light en comparación con los capítulos de la época dorada de la familia Simpson en televisión. Unos pocos jajaja, jijiji, otros tantos pffff por los -más abundantes- chistes malos, y alguna que otra sonrisilla, provocada más que nada por la gracia que te hace ver a algunos estimables personajes de la serie en pantalla grande.
Pero y ya está. Algún que otro gag afortunado y antológico (Spider-Cerdo, el desnudo integral de Bart en monopatín, los créditos de inicio y final…), y dejad de contar.
Gustará a la mitad de los fans, y decepcionará a la otra mitad. Entusiasmará a los de risa fácil, y sobretodo se hará muy disfrutable por los más pequeños de la casa. Suertudos.
Se agradece que sea una película, y que no de la sensación de que estés viendo un episodio estirado y larguísimo…
Se agradece también que esté más o menos a la altura de la media de calidad de la serie, y que sea, en cierta medida, digna de ella, pero uno no ha podido evitar esa extraña sensación agridulce al salir del cine… y olvidar gran parte de lo visto pasados cinco minutos.