La cosecha de hielo
“La cosecha de hielo”, de Harold Ramis, es una película fallida en todos y cada uno de sus aspectos.Narra de manera forzadísima el gran golpe que dan, aunque nunca se vea, un picapleitos amiguete de la mafia, Charlie Arglist (Cusack) y su compadre, Vic Cavanaugh (Thornton) a costa del capo de Kansas City.
El guión flojea por los cuatro costados, los actores pasaban por ahí, la historia es sosa, previsible y estúpida, y está dirigida por alguien que no sabe rodar un “film noir”, dejando en el aire qué podrían haber hecho con esta historia Bryan Singer, o Christopher Nolan.
Ramis ha demostrado ser un buen director de comedia con su debut “El club de los chalados”, o con las peripecias de Chevy Chase y su familia, y ha demostrado que si suena la flauta, también puede dirigir comedias maestras, como la gloriosa “Atrapado en el tiempo”, en 1993.
El guión, parece mentira, es de Robert Benton, que cuenta con fantásticas historias en su haber, como “Bonnie & Cyde”, “Superman” o las más recientes “Ni un pelo de tonto” o “Al caer el sol”, pero no hay por donde cogerlo.
Los personajes no tienen relación, no tenemos como espectadores ni la más remota idea de si son amigos, conocidos, desde cuándo trapichean juntos o desde cuando se acuestan con sus mujeres sin que el otro lo sepa.
Ecos de los Coen, sobre todo de “Sangre fácil” o “Fargo”, pero en un intento desesperado de que “eso” se reconozca y jugar en la misma división.
Lo que no debe saber Ramis, por lo visto, es que el único que ha jugado en esa división y ha conquistado un título fue el enorme Sam Raimi con su enorme “Un plan sencillo”, en 1998.
Un par de planos bonitos, un emotivo momento con los regalos de navidad (la acción transcurre en nochebuena) y uno o dos chistes son muy poco bagaje para una peli con este casting y con esta fotografía (consigue que el espectador tenga frío) de Alar Kivilo que, curiosamente, era el hombre detrás de la luz de “Un plan sencillo”.
Que curioso, ¿verdad?. Una frase: “Estás muerto, no finjas que no lo estás”.