Los Simpson: La Película
Cuando me enteré de que Los Simpson iban a trasladarse a la gran pantalla me llevé una enorme decepción. Junto con muchos otros fans de la serie, pensé que la familia amarilla sería destrozada y convertida en 3D y, por supuesto, que la gracia y brutalidad de la serie creada por Matt Groening iban a perderse. Muy afortunadamente, la película dirigida por David Silverman es, sin duda, un capítulo de televisión llevado al cine y, evidentemente, más largo (aunque no creáis que tanto, pues sólo dura unos 80 minutos). El ritmo del film es trepdiante, los chistes siguen siendo igual de chispeantes y bestias y Homer está en su salsa, siempre tan grosero y descuidado.Con Los Simpson: La película me he reído como nunca, he visto por primera vez en una pantalla cinematográfica dibujos que no sean en tres dimensiones e inlcuso se me ha escapado la fibra sensible (ese video de Marge). Es entretenidísima y ningún personaje principal ha sido maltratado, aunque encuentro que el vecino Flanders ha sido suavizado un tanto respecto a la serie. La verdad es que de esta película lo que más se recuerda son los numerosos gags que se nos presentan, ya sean relacionados con la familia o los otros secundarios (inolvidable momento el del presidente Terminator). Quizás este formato de película, con un guión con desarrollo, nudo y desenlace hace que te sientas diferente al ver a la familia Simspon, pero sino, ¿para qué hacer una película? Y reconozco que, a parte de tener un gran ritmo, el guión es bastante bueno, pese a tener algún que otro tópico demasiado familiar.
La verdad es que no hay mucho más que decir acerca de ella, pues a no ser que no te guste la familia amarilla, todo el resto del mundo que la vea quedará, o al menos eso pienso yo, satisfecho. Quizás el principio es un poco descontrolado, pues te acrivillan demasiado a gags, la mitad de los cuales ya te los sabes (¡malidta promoción!), y a escenas que no vienen demasiado a cuento. Sí, sé que la de Bart en patinete es genial, pero mucho sentido no tiene.
Así que nos queda una película muy divertida y entretenida con gags memorables y otros que no tanto y unos personajes amarillos tan ordinarios, católicos y gamberros como siempre. Eso sí, algunos aspectos podrían haberse mejorado, pues en alguos momentos te da la sensación de estar viendo unos Simpson un tanto manipulados para el público más juvenil. También resaltar que hay varias críticas a la política americana y gags que hacen referencia al calentamiento global que no tienen desperdicio. La fiebre amarilla ha aterrizado a los cines con un resultado más que satisfactorio.
Lo mejor: Que no se haya perdido la brutalidad que tanto caracteriza a la serie.
Lo peor: La exagerada promoción que se hizo antes de estrenarse.