Memento
Después de cosechar un gran éxito de crítica en medio mundo, el experimento que es “Memento”, conquista al público por su originalidad y osadía, características ausentes en la mayoría de las películas de los grandes estudios, por desgracia, y donde muchas veces los filmes se hacen como si estuvieran en una cadena de montaje, mecánicos, sin sentimiento… pero “Memento” es un paréntesis en toda esa vorágine de la industria cinematográfica. Es complicado de entender, difícil de comprender en un primer visionado, pero hecho con tanto talento y pasión por el séptimo arte, que es imposible no quedarse enganchado a la historia, pese a lo enrevesado de su planteamiento.Como ya es conocido por muchos, la historia es contada de una manera invertida. Siendo así, comenzamos por la escena final y vamos retrocediendo en el tiempo, hasta que descubrimos como comenzó la película. Pero no penséis que vais a ver diálogos al revés o personas andando hacia atrás. El film está dividido en varios segmentos, y son esos segmentos los que sufren la inversión temporal. El comienzo de cada segmento es el final del próximo. Al principio, puede parecer complicado para el espectador, pero a los 20 minutos de proyección, es fácil acostumbrarse. Esta inversión no es solo un recurso estililístico de la película, el director y guionista Christopher Nolan quiso, con esta inversión, hacer que el espectador sienta lo más posible, lo que pasa por la cabeza del personaje de Leonard Shelby (Guy Pearce), que sufre una dolencia llamada “pérdida de la memoria reciente” desde el brutal asesinato de su mujer. Dicha dolencia se trata de la imposibilidad de recordar más de diez o quince minutos seguidos.
Cualquier acontecimiento ocurrido antes de la muerte de su esposa (infancia, trabajo, familia, anécdotas, amigos…) es recordado perfectamente, pero desde el incidente, le es incapaz de grabar en su mente un recuerdo, de tal manera que no tiene una consciencia exacta de cuando murió su mujer, de cuanto tiempo lleva padeciendo esa dolencia… porque lo último que recuerda es el brutal asesinato. La única manera que tiene Leonard de tener conocimiento de lo que le va ocurriendo es hacer fotografías de todo lo que ve, de las personas con las que tiene contacto (detrás de estas fotos, escribe características del individuo, como su nombre o si debe confiar en él), anotarlo todo, hacerse tatuajes por todo el cuerpo con las informaciones mas importantes. Tanta preocupación no es en vano… Leonard busca al asesino de su mujer y planea matarlo cuando se encuentre cara a cara con él. Pero el asesino puede ser cualquiera, y Leonard, debido a su dolencia, corre el riesgo de ser manipulado y engañado. Acaba conociendo a Natalie (Carrie Ann-Moss) y a Teddy (Joe Pantoliano), de los que, según va avanzando (o retrocediendo, según se mire) la trama, van cambiando de buenas personas a seres pusilánimes.
Nolan utilizó la inversión temporal de una manera muy inteligente, pues solo descubrimos la “verdad” junto al protagonista. En un ejemplo más gráfico, la sensación que se tiene observando la cinta es que estamos recuperando la memoria junto a Leonard. Así, la sensación de suspense está garantizada hasta el final (o hasta el comienzo, según este planteamiento). Las vueltas del guión son tan constantes y tan bien estructuradas que frecuentemente el espectador se encuentra repensándolo todo… y el final, donde el comienzo de la historia es revelado, está abierto a tantas conjeturas y tantas posibilidades que es difícil encontrar dos personas con la misma teoría. El guión, por lo tanto, es una verdadera filigrana, y puedo asegurar que la historia funcionaría igual de bien si el orden cronológico no fuera a la inversa.
Las actuaciones, que están muy marcadas en esta trama, son excepcionales. Guy Pearce sale muy bien parado y consigue transmitir toda la angustia y tensión que el papel exige. Los personajes de Joe Pantoliano y Carrie Ann-Moss (que, de nuevo repiten película, después de la exitosa Matrix) también están muy bien aprovechados, ambos actores son muy cuidadosos con sus interpretaciones, ya que las verdaderas intenciones de sus personajes cambian varias veces. La música es muy melancólica, y acompaña muy bien el sentimiento de que todo parece nuevo y viejo a la vez, de que todo se desvanece, parafraseando a Rutger Hauer en Blade Runner, “como lágrimas en la lluvia”. También me llamó mucho la atención que algunos detalles especialmente importantes, están filmados en blanco y negro, como por ejemplo los recuerdos de Leonard anteriores al asesinato de su esposa.
Es gratificante poder ver una obra como Memento, que divierte, hace pensar y “engancha”. Cuenta una historia excelente, y sobre todo, “osa” ser un film contado de una manera nunca antes vista.
Lo mejor: El guión, para quitarse el sombrero.