Platoon
“Dicen que el infierno es la imposibilidad de la razon y eso es lo que es esto, un infierno, y tan solo llevo unos dias aqui”Una de las películas más aplaudidas de la historia del cine moderno, tanto por parte de la crítica como del público(cuatro Oscars, tres Globos de Oro, Oso de Plata en Berlín, 2 premios Bafta y 4 Independent Spirit Awards entre otros muchos)Platoon, la primera de la trilogía acerca de Vietnam-seguidas por “Nacido el cuatro de Julio” y “Entre el cielo y la tierra”- estrenada en 1986, dirigida y escrita por Oliver Stone y protagonizada por un joven Charlie Sheen(que aceptó el papel recusado por Kyle Maclachlan), acompañado de un elenco de unos treinta actores como Willem Dafoe, Tom Berenger o unos entonces desconocidos Forest Whitaker o Johnny Depp, cuenta una historia cruel, totalmente feroz(y con ese realismo negro en la que la inocencia de los soldados no existe) que se centra sobre los hombres de una compañía que patrullan, luchan y mueren cerca de la frontera de Camboya por unos ideales y motivos que ni ellos mismos comprenden y que hace tiempo que perdieron. (También es considerado el primer largometraje donde se habla del tristemente famoso conflicto bélico tal y como fue). Hombres, la mayoría de ellos de familias pobres y sin apenas estudios, que se encuentran con un enemigo con el que no contaban en absoluto y aun más terrible que el que tienen en frente: ellos mismos…
Muchas son las comparaciones que han surgido entre las obras de Coppola y de Stone. Lejos del opresivo ritmo final de Apocalypse Now (sin desmerecerla en absoluto), para mi Platoon apareció como una alternativa mas fresca, sin dejar de mostrarnos la cara más amarga como en la primera obra, pero de un modo menos abstracto. Mientras la primera se centra más en otros aspectos, la obra de Stone fue la primera que tocó con valentía el tema de lo que se llegó a sentir allí, entre los reclutas de un mismo bando.
La trama, dentro de este reparto coral, se centra en tres hombres: el ingénuo recluta Chris Taylor (Charlie Sheen, curiosamente hijo de Martin Sheen, protagonista de la otra gran película acerca del tema Vietnam, “Apocalypse Now”), el comprensivo y pacifista sargento Elías (Willem Dafoe) y el frío y calculador sargento Barnes (Tom Berenguer). Este triángulo de personajes nos muestra como en la guerra, mientras unos se convierten en asesinos sanguinarios, otros se agarran a la poca compasión y/o humanidad que aun no se les ha arrancado.
Entrando en un análisis mas profundo, el personaje de Chris Taylor, inocente al principio, proviene de una familia de clase media/alta que se alista al ejército nada más salir de la facultad (es de reseñar la escena en la que le cuenta a sus compañeros que el está allí voluntario porque su mundo ya no significaba nada para él y la frase allí pronunciada por sus compañeros no tan afortunados monetariamente: “Todo el mundo sabe que los ricos siempre han jodido a los pobres…siempre ha sido así y siempre lo será”). Desde el primer momento en el que pisa Vietnam, comprende que ha cometido un tremendo error. Con el paso de los días, pierde la noción del tiempo, se da cuenta de la tremenda desorganización y deshumanización que existe en su batallón, intenta, con todas sus fuerzas, aferrarse a la poca ética que le queda mientras intenta sobrevivir, tanto a sí mismo como a sus compañeros, a los que casi teme más que al enemigo. El agotamiento, tanto físico como psicológico, hacen que en el se produzca (ayudado en ocasiones por las drogas que sus compañeros le proporcionan) un entumecimiento general que al menos le sirve para vivir el día a día hasta que llegue el momento de morir o de irse a su casa. Es de destacar la excelentísima evolución que hace Stone como guionista del personaje de Taylor, que a medida que se va dando cuenta de la verdadera dimensión del conflicto, va perdiendo los ideales que le llevaron a ir a luchar por su país.
Por otro lado, el personaje del Sargento Barnes es el prototipo perfecto de la persona que, en situaciones de guerra, saca lo peor de sí mismo para sobrevivir, para liderar, sea al precio que sea y cueste lo que cueste. Con una horrible cicatriz que le cruza la cara y que es la metáfora más viva de otra cicatriz más interna si cabe, no tiene más ética que la suya propia, y representa la deshumanización total de una persona a la que se le otorga el poder y la vida de unos hombres a los que liderar en un mundo en el que reina el caos. En los sucesivos visionados de la película, llegué a la conclusión que Barnes es el arquetipo del soldado que está literalmente “enganchado” a la guerra que odia a los burócratas de arriba porque piensan que no tienen ni idea de lo que se cuece. Sabe que va a morir en Vietnam y pienso que eso es lo que le lleva a actuar como si fuera un zombie, sin miedo a la muerte y en cierto modo, deseándola vivamente como podemos apreciar durante ciertos momentos del metraje y como ejemplo, pongo una frase muy explícita que le dirije a Taylor en cierto momento: “¿Muerte? ¿Qué sabes tu de la muerte, chico?”
En contrapartida, el Sargento Elías representa al militar idealista, que cree(o creía al principio) luchar por algo justo pero con el tiempo comprende que, realmente y en la situación en la que se encuentra, nada tiene sentido. Intenta ser equitativo con sus hombres y no usa su autoridad más que en los momentos más necesarios, pero a veces simplemente se abandona y se refugia en los brazos de sustancias que le permitan escapar de la realidad. En cierto momento del largometraje, tiene una conversación con Taylor que es totalmente esclarecedora respecto a la pérdida de ideales(muy reveladora la frase de Elías:”Hemos jodido a tantos países que es hora de que nos jodan a nosotros”)y que quizás, es el único momento de paz absoluta de toda la historia. Su muerte es probablemente uno de los momentos más estremecedores de la historia del cine, digna de contemplar, y que te queda el corazón encogido en un puño.
El resto de personajes que nos encontramos en esta obra no dejan de ser arquetipos de los soldados que estuvieron en Vietnam: desde al que le quedan semanas para irse hasta el que acaba de llegar y muere el primer día, pasando por el que ha ido aprendiendo a base de sobrevivir, los que forman parte de las minorías étnicas, el que no tenía donde caerse muerto en América y se alista al ejército con tal de seguir adelante…
A mi personalmente me llega mucho por su horrible veracidad, que me provoca,cada vez que la veo, un sentimiento de rabia y de definitivamente odiar en todos sus aspectos este tipo de conflictos. Lo más espectacular de esta película es la capacidad que Oliver Stone tuvo para exponer la violencia tal y como es y el cansancio tanto moral como físico de la guerra y de sus hombres.Sabe explorar todos los sentimientos posibles en el espectador, y lo coloca donde quiere y cuando quiere. Aparte del reparto(que es soberbio), tenemos una buenísima dirección -quizás sacada de las tripas del mismo Stone, que traslada a la pantalla sus propias vivencias en el campo de batalla- que se demuestra en escenas como la de los ojos en primer plano de Barnes y Elías, ya que podemos, con sólo mirarlos averiguar lo que sienten, lo que van a hacer y lo que temen, en la ya mencionada muerte de Elías acribillado a balazos por el Vietcong mientras desde el aire sus compañeros lo observan o en la abrumadora escena final en la que un Chris Taylor sumergido en un mar de lágrimas se aleja en helicóptero mientras suena el Adagio para cuerda de Barber y la voz en off del protagonista narrando el monólogo final-teneis un extracto al final de la entrada-. Los exteriores están increíblemente bien detallados y dicha perfección hace que el espectador se meta rápidamente en el ambiente bélico que lo rodea todo sin descanso.
Definitivamente, una película espectacular que muestra lo que hasta entonces Hollywood siempre intentó esconder, y la mejor forma de acercarse a lo que realmente fueron esos días en Vietnam. Buen reparto, buena fotografía, historia cautivadora… imprescindible y todo un clásico del cine de todos los tiempos.
Cuando pienso en lo que pasó allí, creo que no luchábamos contra el enemigo. Luchábamos contra nosotros mismos. El enemigo estaba dentro de nosotros.Ahora, la guerra ha terminado para mí, pero siempre formará parte de mi vida.Estoy seguro de que Elías estará luchando con Barnes por lo que Rhah llamaba la posesión del alma. Hay momentos en los que me siento como un niño que tuviera dos padres, pero sea como sea, nosotros, los que sobrevivimos, tenemos un deber a cumplir: enseñar a los que vengan detrás lo que sabemos e intentar el resto de nuestra vida encontrar la virtud y perfeccionarnos. Chris Taylor, Platoon.
Lo mejor: El monólogo final con el Adagio de Barber de fondo y las lágrimas de Charlie Sheen.La música, con las bandas y solistas de la época.El ambiente depresivo, agobiante y melancólico,capta la realidad de los que hacen de verdad la guerra, los soldados rasos.
Lo peor: Nada.