Transformers
¿Qué significado le dáis vosotros a la palabra ‘entretenimiento’?. Pensadlo por un momento.Si nos pillamos un diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, y buscamos este término, encontraremos la siguiente definición: ‘acción y efecto de entretener o entretenerse’. No sacamos nada en claro así, ¿no?. Vale, seguimos intentándolo.
Si localizamos la palabra ‘entretener’, se dice lo siguiente: ‘divertir, recrear el ánimo de alguien’. Esto se va a hacer largo, así que abrevio; si vamos tirando de significados lingüísticos llegaremos finalmente al concepto claro de que el entretenimiento es un sentimiento de placer, producido por una causa externa o interna, percibido a través de los sentidos. Vamos, que hacértelo con tu chico o con tu chica es un entretenimiento.
De esta forma entramos en una espiral de nunca acabar, porque trasladando esa definición al mundo del cine se podría afirmar con rotundidad que una misma película puede producir claramente un sentimiento de diversión distinto en uno o en otro espectador, es decir, podrá o no entretenerles, según sus circunstancias personales, incluida la edad, y sus formas de ser y de pensar.
Vamos, que con este rollo que os estoy largando os quiero decir que mi concepto de entretenimiento aplicado a ‘Transformers’ iba por los siguientes derroteros sensitivos: efectos especiales que corten la respiración + historia sin tópicos y medianamente inteligente. Lo cual le hubiese hecho entrar en la sección de película ’muy buena’ (la excelencia no es fácil de conseguir).
Y seguro que muchos de vosotros estaréis de acuerdo conmigo con esta exigencia, otros muchos darán más importancia a los efectos CGI que a la historia, y otros cuantos más a la historia antes que a los fuegos artificiales.
El caso es que, en mi opinión, ese binomio no se ha cumplido. Y comienzo aquí a diseccionar el filete.
Empiezo por aquello que a todo el mundo le llama más la atención y lo que más se nos ha vendido. Puedo decir con absoluta confianza y convencimiento que esta película es de lo mejor que se ha hecho hasta la fecha en efectos CGI.
La precisión en los detalles de los Transformers es impresionante. Nunca había visto tanta maestría en recrear un amasijo de hierros con una flexibilidad sin límites y a la vez auténtica 100%. Lo mejor de todo es la presentación de los Autobots, un puntazo la escena del escondite en el jardín, y una explosión de alucine la batalla final, que es una orgía visual y de sonido de proporciones mastodónticas.
Lo que me hubiera gustado es poder deleitarme placenteramente con esos detalles, no sólo durante el proceso de transformación sino también en su estado robótico, porque el curro que se han pegado los de ILM ha sido la leche (18 horas en hacer cada fotograma), y merecía una mayor pausa en su contemplación. Pero entiendo que si todo hubiera sido más lento hubiese ralentizado la película de forma horripilante y no sería un filme marca Bay. Las escenas a cámara lenta y los primeros planos de los Transformers en reposo son casi lo único que nos dejan comprobar la majestuosidad de un trabajo ‘multimedia’ que roza la excelencia.
Otro pero es el modo de Bay de hacer mover la cámara. En otras películas puede dar la sensación de mayor realidad pero en este caso hace perder el enfoque ante tanto enfrentamiento entre Autobots y Decepticons, y el choque de sus estructuras. A veces no se sabe quién es el del bando de uno u otro (salvo Optimus Prime y Bumbleee cuyos colores son muy característicos).
Por cierto, según el dossier de prensa que nos dieron, se consultó a través de Internet a los fans de los Transformers sobre su nuevo diseño de producción para esta película, y al parecer le dieron el visto bueno. Así que ahora no se podrán quejar si su metamorfosis no es la original, es decir si se transforman en objetos distintos a los que originariamente eran. Salvo que se haya consultado a 30 criaturas forofas nada más, lo cual sería casi un delito después de un engaño.
Y el último pero muy importante: la capacidad de sorpresa ante estos avances tan asombrosos en cuanto a CGI se pierde completamente con tanto trailer promocional ‘destripador’.
Porque tengo claro que ese es el adjetivo, ‘destripador’. La política ‘hype’ que se sigue actualmente con los blockbusters tiene el enorme inconveniente que destroza y extermina cualquier sensación hiperorgásmica que puedas sentir delante de tal espectáculo. Si no gestionara un blog de cine, lo próximo que vería de estas películas antes de su estreno son los escasos trailers que echan por la tele a una semana antes de aparecer en nuestras carteleras, porque yo voy ‘virgen’ a este preview en cuanto a imágenes de ‘Transformers’ y me meo del gusto. Una lástima.
Y ahora a lo peliagudo, la historia.
Sé que le he pedido mucho a Michael Bay; conociendo su cine tendría que haber pensado de antemano que a este realizador le importa el argumento lo que a mí la pesca. Nada.
Sólo le basta una trama medianamente sostenible para adornala con imágenes cliperas, extenuantes al límite. Ese estilo tan ramplón, pero efectivo en taquilla, le ha resultado hasta ahora. Y seguro que con ‘Transformers’ se le encumbrará como el maestro de la acción-ciencia-ficción. Con un padrino como Spielberg no me extrañaría, ya lo están haciendo.
El fallo que he cometido es creerme esas opiniones que he leído por ahí que afirmaban con rotundidad que este filme es lo mejor que Bay ha hecho en su carrera. Puede que así lo sea, pero a su estilo. Creo al 100% que la historia de ‘Transformers’ podría haber dado mucho más de sí, podría haber sido medianamente inteligente sin necesidad de ser compleja. La simpleza no equivale a la imbecilidad.
En esta película se ha caído en el error de sustentarse en un guión que ha sido escrito buscando la apariencia de la complejidad, con el manoseado entrelazado de tramas, pero que recurre finalmente a lo fácil, sin arriesgar: el topicazo del chico graciosete medio agraciado con recursos económicos escasos que hace todo lo posible para sacar unas perrillas para comprarse un coche y así tener posibilidad de acercarse a la chicha buenorra inalcanzable de sus sueños, a la que le encantan los coches caros y los tíos con dinero que son guaperas pero sin seso. Y que al final la consigue, tras encontronazos forzados, con sus encantos naturales (y un poco de acción claro).
O al topicazo del batallón de marines formado literalmente por 4 soldados que parecen 300 cuando pelean, y con un orgullo americano vomitivo (faltó el detalle de la bandera USA). Me gustan el cine hollywoodiense pero no el patriótico.
O también el topicazo del gabinete de crisis que recurre a superespecialistas analistas a los que dejan en slips otra buenorra cerebrito y un callo de hacker con programas inimaginables al descifrar ellos solitos unas señales que ningún especialista gubernamental ha conseguido desvelar.
Resulta liberador el toque de humor que imprime Shia LaBeouf a la cinta, que es el único que vale algo dentro del reparto que conforma ‘Transformers’. Pude verla en V.O. y puedo confirmar que este chaval es el sucesor perfecto del amigo Harrison Ford en la franquicia Jones. Salva la película en los momentos argumentales más críticos. Anthony Anderson también deja su sello.
Jon Voight no es creible como Ministro de Defensa de EE.UU. Megan Fox y Rachael Taylor son dos bombones a los que les falta licor. Josh Duhamel parecía que estaba de vacaciones en el Montesito y se dedicaba a partirse la cara con robots transformistas para relajarse. Y de John Tunturro mejor no digo nada, a ver si ofendo a los payasos; una cosa es que esta película tenga un toque humorístico y otra cosa es que haya ese desmadre con la actuación de algunos.
Estoy seguro que el doblaje en español salvará de la quema a más de uno de esos actores.
Y después de todo esto me diréis ¿qué esperabas si es Bay?. Pues a que si ‘Transformers’ había sido considerada como uno de los acontecimientos cinematográficos de este año lo sería porque es una película redonda. Y, siento decir que no lo es.
‘La Guerra de las Galaxias’ o la saga de Indiana Jones son películas redondas en cuanto a entretenimiento porque conjugan a la perfección efectos especiales (de su tiempo) con historias atractivas, habilmente desarrolladas a pesar de sus tópicos, que te mantienen con los ojos abiertos todos y cada uno de los minutos que duran. Eso es lo que yo buscaba, teniendo en cuenta que pasaba por allí la mano de Spielberg.
En definitiva, y retomando el binomio del que os hablaba al principio de la crítica, la suma de los efectos CGI y la historia de ‘Transformers’, según lo que os he contado, ha provocado en mí la sensación de ver una película sin alma. El arte lo tiene en lo visual, pero no transmite nada auténtico en su trama. Todo son tópicos y clichés que buscan la respuesta de siempre del espectador. A mí no me ha entretenido lo suficiente.
Lo siento, así no puedo decir que la película es buena. O decidme, cuando os regalan algo, ¿os fijáis más en el envoltorio o en el regalo?. Lo que importa al final es el regalo, lo otro es sólo papel deslumbrante.
El 90% de los espectadores que se encuentran en la franja de edad entre 7 a 17 años, y algunos más talluditos, fliparán en colores con ‘Transformers’. Es un producto ejemplar del cine actual en el que vivimos: negocio y más negocio. Hacer dinero con películas palomiteras para seguir haciendo más películas palomiteras, y así seguir viviendo de esta industria.
Los esperanzados en encontrar algo más en ‘Transformers’ sabiendo que había suficiente material para darle un toque distintivo, nos quedaremos a cuadros. Nos habrán encantados los fuegos artificiales pero siempre pensaremos que les faltó gracia al lanzarlos.