Crónicas
Hay películas que parece que se estrenan en el momento más oportuno posible por la situación política o social que vive un país. En la mayoría de los casos, se trata de puras coincidencias, y en otros, se trata de cintas a las que antes nadie había prestado atención y que oportunamente llegan a las pantallas en el momento ideal. Crónicas es uno de esos films que se engloban en el segundo grupo, ya que llega a las pantallas españolas con más de tres años de retraso.Negar que la sociedad actual vive mediatizada y que depende en buena parte de los influjos de la televisión seria de locos. También lo sería negar que lo sórdido y morboso vende, que la ética ha desaparecido en parte de la profesión periodística, y si no basta con encender la caja tonta a cualquier hora. Crónicas aborda temas muy complejos y delicados, en su mayoría relacionados con el mundo de la farándula y el espectáculo. Por un lado, la película muestra los horrores que se cometen en países de América latina, la impotencia y pasividad policial ante semejante crueldad, y el nulo interés informativo (no sensacionalista) que provocan estos hechos en el primer mundo. Por otro lado, Crónicas denuncia la actitud de los medios, y plantea al espectador cuestiones como dónde hay que marcar el límite entre el necesario rigor informativo y el sensacionalismo morboso y la ambición personal. Para conseguir un mayor impacto en el espectador, Sebastián Cordero ofrece una cinta dura, en ocasiones excesivamente desasosegante, que no da ni un segundo de respiro. Hay escenas verdaderamente descarnadas, como la del linchamiento inicial, capaz de poner los pelos de punta a cualquiera. El trabajo de los actores es bueno en su conjunto, aunque destaca un ambiguo e inquietante Damián Alcázar.
Crónicas es una película que muestra el lado más oscuro del alma humana en todas su vertientes al mismo tiempo que plantea temas duros de una forma descarnada, y que sin duda hará reflexionar a todo aquél que la vea.
Lo mejor: Los temas que plantea hacen reflexionar a cualquiera.
Lo peor: A veces tienes la sensación de quedarte a medias.