Una vez más, Fincher ha dado otra vuelta de tuerca inesperada, nos ha soltado un nuevo bofeton artístico para realizar una verdadera obra maestra y sumarla a su sorprendente, desgarradora y valiente filmografía. Cine por los cuatro costados.

★★★★★ Excelente

Zodiac

Con Seven, Fincher recuperó, renovó, influenció e impulsó toda una moda y un nuevo género de películas y series de televisión sobre asesinos en serie.

Cuando ya pensábamos que tras la insufrible saturación de “ceseies” e imitaciones de aquella magistral propuesta de Fincher, no restaba aliento alguno ni espacio creativo para nada más, Fincher regresa con la sorprendente Zodiac, que además esta basada en hechos reales, con lo que conocemos de partida el final de la película y la solución a la trama, abanderando de nuevo el más difícil todavía.

Fincher nunca pierde de vista su propio estilo, su visión, ni sus intenciones, la dosis exacta con la que apoderarse de la razón del espectador. Con un apabullante talento y una precisión asombrosa, consigue helarnos la sangre con las primeras apariciones del asesino o agarrarnos a la butaca al mejor estilo “Hitchcock”. Sin embargo, enseguida descubrimos que los verdaderos protagonistas son los investigadores, la policía y todos los que se involucraron profesional y personalmente en un caso policial, desesperante, denso y enigmático que se transformó sin remedio en un verdadero show mediático.

La historia deja atrás y en gran parte a las victimas o las vistosas coreografías de sus muertes y se centra en sentimientos universales como la desesperación, la esperanza, la tenacidad y la obsesión. Fincher renuncia a buscar respuestas, o motivos, porque todos estos se desconocen. No aporta luz absoluta, porque los hechos reales aún hoy en día continúan en penumbras.

Zodiac cuenta con un extenso metraje, y a la vez, también con una puesta en escena y una ambientación rigurosa, un reparto adecuado y serio, una realización contenida y magistral y algunos destellos aislados que quedarán, sin duda alguna, en los anales de la historia del cine. Cine por los cuatro costados en casi tres horas donde nos sumergimos de lleno en una oscura trama, en una vía muerta y sin salida, pero que consigue mantenernos en continua tensión dramática. Más no se puede pedir.

Fincher, esta vez, expulsa de clase a su espectador habitual, la generación de la televisión, de la publicidad frenética, las videoconsolas, los Blockbusters y los videoclips. Esa gran mayoría acostumbrada a la catarata de imágenes, al zapping, a la velocidad, los gags, las palomitas, los móviles encendidos y el emule.

Fincher ha realizado aquí una película meticulosa, honesta y precisa con el material existente, como un ejemplar ejercício cinematográfico, renunciando para ello de aspectos más comerciales y frívolos. Una vez más, Fincher ha dado otra vuelta de tuerca inesperada, nos ha soltado un nuevo bofeton artístico para realizar una verdadera obra maestra y sumarla a su sorprendente, desgarradora y valiente filmografía.
publicado por Iván Sainz Pardo el 6 junio, 2007

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