Claustrofóbica, casi sin exteriores y usando solo un par de decorados, a pesar de las dos horas y media de duración la narración es ágil, usando con inteligencia y mesura la voz en off y evitando en todo momento el melodrama.

★★★★☆ Muy Buena

El diario de Ana Frank

El film está basado en el famoso diario personal escrito por Ana Frank durante su estancia en una habitación de Amsterdam, oculta junto a su familia y otros judíos escapando de los nazis, durante el transcurso de la segunda guerra mundial. La convivencia durante casi tres años (12/6/42 al 4/8/44) de ocho personas en iguales condiciones y en un espacio muy reducido, hicieron que surjan todo tipo de situaciones, enriquecidos por la mirada prístina y vivaz de la adolescente Ana.

Esa mirada llena de fuerza y pasión que Ana tenía en su vida y en su arte, fue muy bien traslada por el director George Stevens (Shane, Giant), que permite al espectador la empatía con todos los personajes por igual (hecho que no se da con la lectura del libro), y una fidelidad al texto que en este caso es por demás positiva.

Claustrofóbica, casi sin exteriores y usando solo un par de decorados, a pesar de las dos horas y media de duración la narración es ágil, usando con inteligencia y mesura la voz en off y evitando en todo momento el melodrama, como en el final donde se produce la detención de las personas, dando clase de poesía y buen gusto.

A pesar de ser realizada casi quince años después que la publicación del libro, es menos explícita que aquél en lo referente a la sexualidad de la protagonista, prácticamente inexistente en el film más allá de una insinuación o un beso, aunque convengamos que el libro tampoco es muy audaz para estos tiempos, peor mucho para la época.

Otros puntos altos son en primer término, la excelente fotografía de William C. Mellor, en un intenso blanco y negro y bello juego de contrastes, visible hasta en las fotos que acompañan el texto. La música de Alfred Newman, sobrecargada sí, pero usada en pequeñas dosis.

Las actuaciones son también buenas y parejas, destacándose Joseph Schildkraut como el padre de Ana, la propia Ana (Millie Perkins) y la reconocible Shelley Winters como la señora Van Daan, personaje que parece desembocar, por su interpretación y características, en la madre de Lolita de Stanley Kubrick.

El diario de Ana Frank produce el mismo sentimiento de desarraigo, resignación y tensión que otras películas que tratan el mismo tema, donde se muestran los campos de concentración, ubicada sin desentonar -quizás menos espectacular pero no menos sentida- que los mejores exponentes contemporáneos del género: El Pianista de Roman Polanski y La lista de Schindler de Steven Spielberg.
publicado por JLO el 5 junio, 2007

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