El sonido del trueno
Simpática serie B, tirando a C (de CUTRE) en sus diálogos y, sobre todo, absurdas (y por ello hasta risibles) fondos y efectos. El argumento se basa en una narración pequeñita pero muy interesante de Ray Bradbury, sin embargo su desarrollo no es redondo, acabando por entretener, pero se olvida con la misma facilidad que se visiona.Hay algunos momentos de relleno, con, repito, tontos diálogos, y más palabrería hacia la mitad de la cinta, de lo que me hubiera gustado. Las situaciones se suceden sin apasionar y uno contempla todo con algo de perplejidad, no sabiendo si el relato que se nos muestra está tomado desde un tono serio o abiertamente cómico, pues así parece algunas veces, que se lo toman a broma un poco.
En el capítulo de los efectos especiales, son de artesanía pura, con trabajo de ordenador, quizá ímprobo, pero cantarín a más no poder. Parece ser que no hubo mucho presupuesto para el rodaje de la película y se nota bastante al utilizarse más de la cuenta entrañables trasparencias y un diseño artístico que mezcla los buenos hallazgos con auténticos churros.
En cuanto a las interpretaciones, no son nada destacables, aunque sí hay que hacer especial mención a su protagonista Edward Burns, que lo hace francamente mal. Bueno, mal no es que lo haga, es que ni siquiera actúa. Hay más sentimiento dramático en la voz de su doblador español que en el rostro, siempre impertérrito, del actor en cuestión. Da lo mismo que esté hablando con la chica que a punto de ser comido por un dinosaurio. En fin…
Y en el lado positivo, que hay “bichos” curiosos y suficientes situaciones para que el espectador siga la historia con ganas de ver cómo acabará todo. Y no por ser realmente interesante, pues lo cierto es que se hace algo larga, sino porque hay un mínimo de tensión bien conseguido y la intriga es suficientemente efectiva para no desengancharse. Cosa que hay ciertos momentos que parece sucederá.
En resumen, entretenida en líneas generales, pero muy por debajo de lo que pudiera haber dado de sí.
Lo mejor: Ese aire tan cutre de serie B.
Lo peor: El pelucón que luce Ben Kingsley...