La ópera prima de Jonathan Kasdan no es un derroche de imaginación, sino más bien lo contrario, ya que se trata de una historia repleta de tópicos y clichés gastados.

★☆☆☆☆ Pésima

Entre mujeres

Hay apellidos que siempre quedarán ligados a la historia del cine, algunos con más fuerza que otros, algunos por buenos motivos y otros por malos. Uno de ellos es el de Kasdan, Lawrence Kasdan, gracias al cual se han podido realizar algunas de las películas más relevantes de las últimas décadas, como Indiana Jones, El Imperio Contraataca o El Retorno del Jedi. Ahora le llega el turno a su hijo Jonathan Kasdan, que asume la responsabilidad de su primer largometraje, producido por su padre, Entre Mujeres.

Entre Mujeres es un film complejo de ubicar, ya que es una mezcla de géneros, aunque se asemeja más al drama romántico. Carter Webb (Adam Brody) es un joven guionista al que acaba dejar su novia Sofia (Elena Anaya), y que decide ir a cuidar de su abuela (Olympia Dukakis). Allí conoce a Sarah (Meg Ryan) y a su hija Lucy (Kristen Stewart), e inicia una peculiar relación con ambas, mientras busca la inspiración para escribir el relato que tiene en mente desde hace once años. A simple vista, la ópera prima de Jonathan Kasdan no es un derroche de imaginación, sino más bien lo contrario, ya que se trata de una historia repleta de tópicos y clichés gastados. En ese sentido, el espectador se lleva la primera en la frente con el personaje de Elena Anaya, que interpreta a una popular actriz española a la que en un desenfreno de originalidad han apellidado Buñuel. El guión es una sucesión de lugares comunes y recurrentes, explotados hasta la saciedad. Más que una trama lineal nos encontramos con una narración deslabazada, como si se tratara de secuencias independientes sin ningún nexo en común. Tan monumental batiburrillo acaba por exasperar al más pintado, y el espectador entra en un profundo trance, en el que se mezclan el tedio más insoportable y un profundo cabreo por haberse obligado a ver semejante joya. Por si fuera poco el sopor que de por sí provoca la trama en el patio de butacas, hay que decir que ésta es extremadamente previsible en todos sus aspectos, y que en su recta final no hay ni una sola sorpresa positiva. Los personajes son meras caricaturas estereotipadas, aunque el que se lleva la palma es el de Elena Anaya (la escena de la llamada telefónica desde la fiesta es bochornosa), que no sabemos quién la engañó para unirse al reparto, a pesar de sacar adelante un personaje indefendible. Adam Brody cumple en su papel, al igual que la joven Kristen Stewart, mientras que Meg Ryan se acerca al histrionismo y la sobreactuación peligrosamente.

Entre Mujeres es cuatro películas en una: por un lado, una historia de un veinteañero inteligente que no encuentra su lugar en la vida; una historia de adolescentes conflictivos peleados con el mundo porque sus padres no les hacen caso; un lacrimógeno melodrama acerca de la vida y la muerte; y una historia de amores imposibles. Pero en vez de aglutinar sus virtudes, consigue reunir todos sus fallos.
Lo mejor: Elena Anaya.
Lo peor: El guión.
publicado por Francisco Bellón el 2 junio, 2007

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