Robots
El responsable de La Era del hielo -su ópera prima- Chris Wedge, vuelve a brindarnos otra película amena, divertida, tan rítmica como falta de corazón y de un guión poco solvente y atractivo.Personajes más planos que sus graciosos bichos prehistóricos, estos robots son remedos de humanos que duermen, trabajan, comen, necesitan dinero y todas las cosas aburridas que no queremos ver en una peli de animación. Más teniendo como referencia a films excelentes en este género que no vale la pena enumerar.
La historia quizás demasiado sencilla, esta vez sí apta para todo público, sin doble lectura como ocurriera por ejemplo con la gran Shrek. Niño/robot/pobre que va a la gran ciudad a triunfar (¿lo logrará?). No es que a Robots le falte ritmo ni mucho menos, adrenalina sobra. Por momentos parece estar uno dentro de un juego de un parque de diversiones.
El comienzo es auspicioso y hasta recuerda el inicio de Minority Report de Spielberg (remedando a su ídolo Kubrick), por un tono entre sombrío y sinuoso y una ciudad futura mecanizada, metálica y fría. El gag del nacimiento del protagonista, es el más logrado dentro los 91 minutos de una película hilvanada de ellos. Pero es tan solo el comienzo.
Plagada de citas cinéfilas -la música de Rocky, el hombre hojalata de El Mago de Hoz, varias (demasiadas) a Star Wars-, sobresale finalmente el gag -en verdad muy gracioso- que lleva la música de Britney Spears pero como todo en el film, con gusto a poco. En comparación, es inferior al nivel de El Espanta tiburones, Madagascar o Bichos, y esto ya es mucho decir.
Solo podría mejorarla un poco la escucha de un cast vocal impecable -ver ficha abajo- en su versión original, que en verdad no pude disfrutar. Mejor es poner el disco de Daft Punk y bailar con Robot Rock…