La Piscina
El francés Francois Ozon tiene todo para ser un director polémico: Ignorado por la crítica de su país (inclasificable según ellos), una obra voluble y despareja hasta casi marginal, y por si fuese poco, homosexual confeso. ¿Cuál es el verdadero Ozon? ¿El de las interesantes Sitcom, Regarde la mer o el de la vacua 8 mujeres?.La Piscina en cambio, es toda virtudes. Se constituye en una amalgama que mezcla lo mejor de su director. Pausada, sin prisa pero sin baches como casi todo el cine francés, un thriller inteligente sin llegar a excluir al público, con un gancho en forma de vuelta de tuerca final -onírico- que no molesta y solo hace reafirmar todo lo narrado, en donde otros directores fallan estrepitosamente.
Las vacaciones de una escritora (saturada, pacata y amoral como lo es Sarah) y sus vacaciones en una casa de fin de semana, son el pretexto para la confrontación con Julie, la hija de su editor (fogosa, también amoral y desprejuiciada) y el encuentro de cosas perdidas en su vida -o nunca halladas- como el deseo, la libertad y el sexo.
Excelentes todos los protagonistas, principalmente los papeles femeninos: la gran Charlotte Rampling (vieja conocida de la filmografía del director) con un bello desnudo incluído a sus más de sesenta años. Las palmas se las lleva la provocativa Ludivine Sagnier, que guía todo el relato con su descaro y belleza. Veremos si en su próxima jugada, Ozon nos revela su verdadero ser.