Monsieur Verdoux
Como para seguir golpeando fuerte luego de una polémica película antecesora, además todavía dolido por el avance del cine sonoro, Chaplin despojado del personaje del Vagabundo, juega a ser a cara lavada en esta ocasión un asesino de mujeres. Por supuesto que con el estilo y el buen gusto esperable. Una especie de cínico barba azul moderno, hábil y seductor. Una idea original de otro grande como Orson Welles que Chaplin le birlara con su consentimiento.Utilizando la elipsis lo más sencilla y bellamente posible como en los sucesivos asesinatos, y a veces, con solo un sutil abrir y cerrar de puertas. ¿Que sucedió hasta con su propia familia? … solo Verdoux lo sabe. Lo político lo aporta la inclusión de la verdadera -por ese entonces- caída de la bolsa, y de como un simple malhechor es juzgado con toda la fuerza de la ley cuando un asesino de masas -Hitler por caso- es ignorado completamente.
El final es uno de los más bellos de toda su filmografía, como definió lúcidamente el gran analista André Bazin: Chaplin nos hace testigos y partícipes de la muerte del gran Charlot, a manos de una sociedad desinteresada ya por la suerte del otrora, ídolo de masas.
Ok, Chaplin “mata” al Vagabundo y todos caen sobre él -es por lejos, su película más criticada y rechazada-, pero no se dan cuenta que ahora deja de estar escudado en el mito, entrando en otra “realidad”; realizando para ello una obra mucho más personal y arriesgada.
¿Quizás el mejor film de Charles Spencer Chaplin? A mi juicio lo es, seguido muy de cerca por El Gran Dictador. Es decir, imperdible.
Resumen: Verdoux se casa sucesivamente con mujeres ricas a las que luego asesina para quedarse con su dinero, ayudando con ello a su hijo y esposa inválida. Sus nombres falsos y sus simulacros culminan cuando es reconocido por familiares de sus víctimas, y decide entregarse. Film “negro”, adelantado varios años a su época.