Tuya Siempre
Si existe una clasificación de cine por colores, esta película tendría un tono grisáceo, azulón intenso y tonos pardos muy cercanos al negro. Curiosidades cromáticas a un lado, Tuya siempre es una muestra de cine negro cuyos patrones han sido revisados por un cineasta interesante por atrevido, a priori.Correcto thriller con conciencia social y acertado resulta el retrato de esta otra Barcelona, lejos de los barrios señoriales, los centros turísticos y a resguardo del aire modernista y la ventolera modernilla. El escenario donde subsisten dos marginados (interpretados por Martínez y Rubén Ochandiano) sirve de punto de encuentro para seres que se mantienen en peligroso equilibrio, siempre con la amenaza de caer al vacío.
Bien perfilados los actuantes, quedaba definir la(s) trama(s) y es aquí donde flojea esta cinta, que sufre los desmanes de un ritmo algo descompensado y la idea de puzzle en el montaje. Aún así resulta muy interesante esta nueva visión del ‘otro lado’, retratado por medio de una ambientación certera, un destacado apoyo musical y una correctísima fotografía del maestro José Luis Alcaine. Donde también se confirma Lombardero es en la dirección de actores: Nancho Novo lleva dos de dos en muy poco tiempo, porque no nos olvidamos de Pudor.
Es uno más de estos desgraciados seres que pululan por estas islas dominadas por traficantes, prostitutas, mafiosos de poca monta pero capaces de hacer mucho daño y delincuentes con sueños. No tenemos la necesidad de distinguir entre buenos y malos: todos tienen razones para estar ahí y hacer lo que hacen. Sin ánimo de influir en su criterio y a pesar de que estos trozos de no-vida se dejan ver, Manuel Lombardero podría haber hincado el diente con más fuerza. Pero a lo mejor, eso de no hacer demasiada sangre…