La fuente de la vida cuenta con varias de las escenas más impresionantes nunca vistas en una película.

★★★★☆ Muy Buena

La fuente de la vida

Se necesitaría un blog entero para hablar a fondo sobre La fuente de la vida, la nueva película del polémico Darren Aronofsky. No he visto ni Pi ni Réquiem por un sueño, pero no creo que haga falta para entender (si así se puede decir) el tercer trabajo del director. Y es que no es sólo entender su obra, sino adentrarse a ella, sentirla. Se podría decir que la amas o la odias, aunque no quiera decir que sea o una obra maestra o un bodrio. La película no es ni una cosa ni otra, sino que es, más bien, un extrañísimo relato, bellísimo en todos los sentidos y repleto de anéctodas y detalles realmente pensados, de los cuales se te puede olvidar más de uno. La fuente de la vida es, no solo una moraleja, una enseñanza de la vida, de sus retos, sino también una poesía hecha en imágenes. Se puede apreciar tal poesía en prácticamente todo el metraje, pues su ritmo y estructura, repetitiva, lenta en conjunto y de factura preciosa se asimilan a cualquier poesía de un nivel que sobrepase lo aceptable.

Se puede tachar al film de Aronofsky de pedante, raro, aburrido, vergonzoso… Sí, se le puede tachar, aunque no lo sea, ni mucho menos. Este es un film, sin duda alguna, original, extraño, formal, repetitivo, bonito, etc. Quizás no tenga razón, puesto que como he dicho antes, o la amas o la odias, pero pensándolo bien, creo, al menos yo, que esta es la propuesta más arriesgada del año. No quiero extenderme demasiado, ya que esta es una película que se ha de ver y disfrutar, y cuantas menos cosas sepas de ella antes de visionarla, más la apreciarás.

Decir, ante todo, que el guión es bueno, sin más. Lo que aquí destaca por encima de todo es la dirección y originalidad de Aronofsky, está claro. Es verdad que sin guión la película no existiría, pero es que aquí la estética y el cómo está contada es lo que verdaderamente resalta. La fuente de la vida cuenta con varias de las escenas más impresionantes nunca vistas en una película, como son, por ejemplo, la de Tomás (un inmenso Hugh Jackman en la Edad Media) alucinando con la sabia que desprende el árbol, absorbiéndola y aprobechándola con la intención que no se acabe. Sin duda, esta es una de las escenas clave, que define al ser humano de una manera acertadísima, espectacular y finalmente, tal y como debe ser, realista. En segundo lugar, destacaría el momento en que Izzy (Rachel Weisz) le explica todo lo relacionado con el último capítulo del libro a Tommy en el hospital. Este es un film que está seguro de sí mismo, que no quiere resultar pretencioso. Su objetivo es hacer llegar a la gente este directo mensaje de “disfruta del momento”, hablarnos, de paso, del amor, del amor real y formularnos la cuestión de si existe el amor eterno. Así que nos queda una apuesta increíblemente profunda (¡demasiado!), llena de sabiduría y entendimiento.

De las interpretaciones no reprocharía nada, absolutamente nada. Hugh Jackman está mejor que nunca, en un papel tremendamente complicado y difícil de interpretar. Aunque no vendría mal decir que Rachel Weisz está incluso mejor que él, en una interpretación compleja, arriesgada y con una esperanza, la de la inmortalidad, que pronto se desvanece (¡vaya spolier!). Ambos intérpretes muestran una química increíblemente realista, llena de matices y sentido (¿quién no se enamoraría de la reina Weisz?). Otro aspecto a favor sería la soberbia música de Clint Mansell, con un tema principal absolutamente desgarrador y emocionante. Esta sería la tercera mejor interpretación de la obra, la música.

Como único inconveniente añadiría la falta de sentido que tienen algunas imágenes, o al menos que yo no entiendo. ¡Se puede saber qué es esa especie de medalla que aparece durante varias secuencias! No sé, serán paranoias… Y quizás también que es demasiado excesiva, pues en ciertos momentos parece que te vaya a estallar la cabeza de tanta luz. Pero bueno, como podéis ver, estos pequeños apuntes son realmente insignificantes respecto a la inmensa calidad de la película en conjunto.

Una película maravillosa, profunda hasta ya no poder serlo más, preciosa, emocionante, compleja, increíblemente desarrollada y con un par de interpretaciones que merecen un fuerte aplauso, al igual que la dirección del señor Aronofsky, el cual tendré pendiente a lo largo de mi eterna vida. ¡Réquiem por un sueño!
Lo mejor: La densidad del conjunto, Rachel Weisz y la música.
Lo peor: La enorme polémica que ha causado, totalmente razonable, eso sí.
publicado por Ramón Balcells el 1 mayo, 2007

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