El resplandor
Cinco años después de su primer gran fracaso comercial (Barry Lyndon), Kubrick no iba a dejar de pensar en que su próximo proyecto debía ser un rotundo éxito de taquilla. Y con El Resplandor lo logra, y con creces. A pesar de los excesos de presupuesto (gastó diez millones más) y de tiempo de filmación, nos muestran a un Kubrick más viejo y ecléctico, no teniendo que ver nada de ello con la eficacia y la estética acostumbradas en el realizador.Podríamos decir que es la única película en la cual él y su cámara, no son los verdaderos y únicos protagonistas. Su firme estilo no deja de notarse en todo momento y en varios pasajes -las visiones, el uso de la stedycam, el seguimiento del hacha- nos muestran al mismo director obsesivo y cínico que conocemos. Como la escena del niño jugando solo en el palier y el acercamiento fugaz y lento de una pelota de tenis todo tomado por supuesto, en su habitual plano fijo ascendente. O el mar de sangre que irrumpe en el pasillo proveniente del ascensor. (La misma escena es también el trailer de la película, uno de los más bellos que vi por lo simple y directo).
La pompa del salón de baile y los fantasmales protagonistas entrecruzándose, serían un muestrario exacto de Kubrick y sus obsesiones fílmicas. Pero en este caso el film está impregnado, realizado por y para el lucimiento de un señor llamado Jack Nicholson. Se dice que todas las películas de Kubrick necesitan de un héroe aunque sea atípico: Alex, Barry Lyndon, el soldado Joker, etc. Quizás cada uno de ellos sea análogo con la personalidad el director. Este Jack Torrance parece ser el mejor ejemplo de ello.
Todos se convierten en una versión en ácido del realizador, un espejo de su lado más macabro y que en la figura y en la representación de Jack Nicholson, encuentra su mejor exponente. El personaje, su sobreactuación, la desatada furia, su lenta y progresiva locura, se "devoran" el film. Un psicópata siempre al borde de la explosión y la demencia, manifiesto ya desde la primera escena en la entrevista (se dice que el propio actor pasaba por su peor momento anímico y personal con las drogas).
Vemos como tras la reclusión en un hotel aislado con su familia, nos muestra su verdadera cara y personalidad -ayudada por los propios fantasmas del hotel- y todo este proceso en sí, es lo más logrado por Kubrick en el film.
No lo hace explotar, si no que es un lento recorrido coronado cuando su mujer descubre entre sus cosas, las quinientas páginas con un mismo texto: "Tanto trabajo y poca diversión, hacen a Jack un tipo muy amargado".
El error de Kubrick es querer "re-definir" un género atípico en él, lográndolo solo parcialmente. La idea de realizarla es tanto por haber encontrado un potencial buen guión en el libro de Stephen King (aparte de lo económico), como también por despecho de no haber aceptado realizar unos años antes la secuela de la súper exitosa El Exorcista de William Friedkin (con el tiempo devenida en clásico), catalogada con justicia como uno de los mejores films de terror de toda la historia.
Las logradas escenas oníricas del salón de baile y del baño con los espectros, o la misma escena final con el acercamiento a la foto antigua (demostrando que el mal existió siempre) se convierten en sus mejores momentos. No deja la película de ser impactante visualmente, perdiendo espesor en momentos que tendrían que ser de lo más terroríficos, justamente por una estética demasiado cuidada desprovista de tensión e impacto, o por la lentitud de su metraje, como en la persecución final al niño protagonista resolviéndola con un fotograma fijo del rostro petrificado y congelado de Nicholson.
Raramente lograda y eficaz, considerada una de las mejores películas de terror de la historia, en un balance global de toda la obra de Kubrick El Resplandor no llega a ser una de sus obras cumbres, hasta se nos antoja una de las menos logradas de la segunda parte de su carrera, pero mantiene el pulso y la calidad intacta de un Kubrick original, que nunca es poco.
"Creo que el mejor argumento es el que parece no existir. Me gustan los principios lentos, que calan en el público y lo implican en la película, permitiéndole apreciar las notas gráciles y los tonos delicados. De esa manera no tengo que complicarme la vida con recursos argumentales y trucos para mantener el suspenso." Stanley Kubrick