La definición de la palabra inicial del título es una buena síntesis del film. Un viaje largo en un ejercicio acorde más para la mente de un filósofo, que para la de un espectador común.

★★★★★ Excelente

2001, Odisea del espacio

“Después de haberla visto repetidas veces, me di cuenta que es la primera vez que siento que un artista está “muy” por encima de mí.” Woody Allen

Odisea (título de un poema homérico): Viaje largo en el cual abundan las aventuras adversas y favorables al viajero (Diccionario enciclopédico Salvat).

La definición de la palabra inicial del título es una buena síntesis del film. Un viaje largo decía (y agregamos también metafísico, lírico y megalómano en partes iguales) en un ejercicio acorde mas para la mente de un filósofo, que para la de un espectador común. Cargada de simbolismos e interpretaciones que se escapan y redescubren en repetidas visiones del film, es inabarcable, ambigua y fascinante. ¿Será esta película la obra maestra de un director obsesionado por ello? ¿Es digna de un visionario o un film pretencioso y aburrido como pocos?

Querer abarcar y desarrollar los inicios primitivos del hombre, la vida extraterrestre junto a la tecnología futura y el desarrollo y la evolución suena, cuanto menos, excesivo para cualquiera mortal. Tratándose de Stanley Kubrick, no suena tan descabellado…

Comentar 2001 se hace con cierto temor: el de no poder abarcarla en su totalidad. Con tantas aristas y variadas interpretaciones como cada uno se empeñe y crea ver. Sin temor a equivocarnos, es una de las mejores películas de su género y un referente ineludible del universo creativo de este talentoso director. Reúne todas y cada una de sus obsesiones y aciertos, como así también sus propios defectos.

Además cambió la senda de la ciencia-ficción para siempre, siendo hasta ese momento un género menor -casi de clase B- y despreciado. Número puesto en cuanta encuesta se realice entre las mejores películas de la historia.

El amanecer del hombre

Este antes y después que señalamos, se debe tanto a su contenido como a su forma. El prólogo con los simios travestidos a la perfección, semejan los primitivos pasos y cambios de la evolución humana hacia el hombre. Por eso mismo, son necesarias las posturas y movimientos casi humanos. Esto logrado por los actores -mimos- destacándose “Moonwatcher” (Daniel Ritcher) por ser el líder, y el que protagoniza la mítica escena del hueso lanzado al aire, que en una terrible y bella elipsis se convierte en la nave Discovery (Descubrimiento).

La alineación de los astros previendo siempre un evento importante; las naves espaciales al son del Danubio Azul de Johann Strauss simulando una danza sexual por sus formas (según Kubrick “un ballet mecánico”); pueden ser tanto una locura, como un rasgo de genialidad.

Escenas de una belleza y profundidad emocional pocas veces vista en un film hasta el día de hoy. El monolito plano de granito negro -símbolo de la inteligencia superior extraterrestre… ¿o de Dios?- es el único nexo que se permite Kubrick en darnos en todo el film. Lo demás, lo desarrolla nuestra propia imaginación (El que quiera alguna pista o significados de más, tendrá que leer el libro de Clarke que abunda en ellas).

Así habló Kubrick

El final conteniendo un nuevo ser puro y original (llamado el niño estrella) es esperanzador y de un positivismo inédito en sus films. Todos señalan en este punto, a las similitudes entre el contenido de esta película y el libro del filósofo alemán Friedrich Nietzsche llamado Así habló Zarathustra. Todo comienza a relacionarse con el principal leiv motiv musical de 2001, llamado precisamente igual, compuesto por Richard Strauss a finales del siglo XIX basado en la lectura del mismo libro. Luego todo señala a la teoría nietzscheana del “superhombre” y el retorno del hombre nuevo, un ser sin las limitaciones de la raza humana (¿el niño estrella?).

El protagonismo se reparte en varios personajes, quizás para agigantar la figura del director, la única verdadera “estrella” del film. Los secundarios reconocibles son el ya nombrado Moonwatcher, el Dr. Floyd (William Sylvester que dialoga en una escena con su supuesta hija (Vivian Kubrick); el astronauta Poole (Gary Lockwood), y el personaje de mayor exposición en pantalla durante la parte final: el astronauta Bowman (Keir Dullea).

La verdadera estrella y protagonista de 2001 -y la que más perdura en nuestro recuerdo- sabemos que es la fría, cínica y estática súper computadora HAL 9000. De una personalidad avasalladora y que naciera primariamente en versión femenina, cambiando para evitar las connotaciones sexuales que distraerían por demás según el director.

Una cruel, inteligente y casi humana máquina con la voz neutra, grave y mecánica del canadiense Douglas Rain (voz en off de proyectos de la NASA). El único pero podría ser el demasiado extenso y psicodélico “trip” final de Bowman por el hoyo negro -¡8 minutos!-, que lo lleva hacia su propia evolución. Pasaje tan brillante por su colorido como cansador, como si Kubrick quisiera mostrarnos por enésima vez su maestría para lograr efectos especiales, inéditos eso sí, hasta el momento.

Historia

Convengamos que siendo 2001 nueve años menor que la primer Star Wars (1977), y con su arcaico procedimiento (cuadro por cuadro moviendo las maquetas 4 milímetros por vez) no se muestra demasiada inferior en el rubro, y ni hablar, de la distancia artística (ver cita de Lucas al final). Una visión que se hace confusa a pesar del disfrute y del difícil acceso a la trama por la ausencia (decíamos antes deliberada) de una estructura convencional y lineal de guión.

Kubrick dijo en sus escasas entrevistas que 2001 es una experiencia “no verbal” y que cada uno tiene que hacer su propia interpretación de lo visto; ateniéndonos a solo signos sueltos, con una vaga coherencia como ser el ya famoso monolito negro. Los diálogos ocupan solo 40 de los 141 minutos de duración, casi con un fin de dispersión. Llegó a ser tan famosa que en 1972 el genial Tarkovski crea Solaris, encargada como respuesta soviética al éxito de 2001, negado rotundamente por el propio director.

En fin, la tan ansiada obra maestra (que él añorara tanto según sus dichos durante el rodaje de Barry Lyndon), pienso que ya la había realizado a finales de la década del sesenta a contramano de su tiempo y se llama: 2001, Odisea del espacio.

“El cine se mueve a un nivel más cercano con la pintura y la música que con la palabra escrita. Por eso, las películas ofrecen la posibilidad de explicar conceptos y abstracciones sin la tradicional dependencia de las palabras.”
Stanley Kubrick

“Estoy bastante contento que no lo hayan comparado tanto con 2001 (a Star Wars). En el nivel técnico pueden ser comparadas, pero yo creo que 2001 es muy superior. Tuvieron diez veces más dinero y tiempo, y obviamente salió mejor…” George Lucas, Rolling Stone, 25 de agosto de 1977
publicado por JLO el 30 abril, 2007

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