Juegos secretos
Hay películas cuyo envoltorio formal le grita al espectador tan contundentemente lo buenas y profundas que son, que resulta fácil dejarse engañar por ellas y concluir que, en efecto, son grandes películas. “Juegos secretos” (Little Children), el nuevo trabajo de Todd Field tras “En la habitación“, me parece una de esas películas.Cuenta el film, la historia de un grupo de personas cuyas vidas se entrecruzan en parques, piscinas y calles de su pequeña comunidad. Una madre aburrida (Kate Winslet) se hace amiga de un padre (Patrick Wilson) que se queda en su casa mientras su mujer (Jennifer Connelly) está fuera trabajando. Por otro lado, Larry (Noah Emmerich), comienza a inquietarse por la presencia en el vecindario de un pedófilo (James Earle Haley) recién salido de la cárcel.
Uno de los elementos usados por la película para revestirse de “profundidad” es la continua comparación con “Madame Bovary“. No es necesario comentar las enormes diferencias entre la sociedad del siglo XIX y la actual, aún así no tan grandes como me gustaría, y que invalidan totalmente el símil. El autor del guión, de hecho, es consciente de esas diferencias y se inventa un lamentable argumento para “justificar” la infidelidad del personaje de Kate Winslet. ¿Es que cree que de otra forma no sería justificable? ¿Era necesario? ¿Si la obra pretende ser una crítica de la sociedad por qué le ofrece al personaje una excusa tan simplona?
De hecho, la película destila un tufillo reaccionario que clama al cielo. Soy partidario de no juzgar un film por su ideología y no lo haré pero quiero llamar la atención sobre el hecho de que, si me he fijado en ese detalle es porque la película no me engancha. Por poner un ejemplo radical diré que cuando veo “El triunfo de la voluntad” de Leni Riefenstahl me olvido del nazismo, conmovido por la belleza de las imágenes.
Pero no quiero que penséis que no hay nada bueno en la película o que me ha horrorizado porque no es así. Arranca de forma prometedora, presentándonos a los personajes con rapidez y sencillez, aunque a partir de la mitad de la cinta comience a desinflarse.
También es cierto que los actores están muy bien, aunque creo que se ha exagerado la calidad de la interpretación de Kate Winslet (actriz estupenda que está en su nivel pero sin grandes alardes) e infravalorado la de Jennifer Connelly que, por ejemplo, en la escena de la cena (perdón por la cacofonía) da una lección de cómo mirar en el cine.
Mención aparte merece James Earle Haley que compone un perturbado capaz de dar lástima y miedo a partes iguales y que protagoniza alguna de las mejores escenas. Entre ellas se quedará en mi memoria un estupendo homenaje a “Tiburón” que está muy inteligentemente incrustado en la historia. Si habéis visto la película tal vez adivinéis a que escena me refiero.
Como digo, la historia se va desinflando poco a poco hasta llegar a un final realmente extraño en el que los personajes toman decisiones estúpidas con el único propósito de llegar al punto deseado por el director y el guionista. Podría entenderlo y casi tendría sentido, si fuese una crítica despiadada a la sociedad estadounidense pero es que esa crítica no es, para mí, visible en ningún momento. A veces la intuímos y creo que, como deseamos verla, casi la llegamos a ver pero no podemos hacerlo sin llenar los huecos con elementos de nuestra invención. No creo que esa sea la forma correcta de afrontar una película.
No puedo dejar de comentar la penosa traducción del título de la película en España. “Juegos secretos” está claramente pensado para atraer al público a las salas con la esperanza de encontrarse con un thriller erótico o algo parecido. De hecho, algunos amigos que me preguntaron por la película corrieron despavoridos en cuanto les dije que era un drama.
El título original, “Little Children”, otorga mucho más sentido a todo cuanto acontece. Porque eso es lo que son todos los personajes para guionista y director: niños pequeños incapaces de tener claro lo que desean, de luchar por ello, de hacerse responsables, de madurar, de tratar su enfermedad mental, etc… Una lástima que el pretendido mensaje no termine de llegar al espectador o que se pretendan usar para ello trucos de guión que rozan el ridículo.
“Juegos secretos” se queda así a medio camino de la estupenda película que podría ser pero sin caer tampoco en la mediocridad. Su repercusión crítica se me antoja, en todo caso, excesiva y pasajera.
Valoración moonfleet.es: 5 sobre 10