Pequeña miss sunshine
El cine indie cada vez está mejorando más, cosa que encuentro realmente justa. Durante la historia del cine se nos han presentado maravillas como Magnolia, Memento o Fargo (posiblemente sean estas tres las que más destacan dentro de lo independiente, para mi gusto) y todas ellas han sido muy bien acogidas tanto por el público como por la crítica. Y he aquí otra pequeña maravilla indie titulada Pequeña Miss Sunshine, la cual fue estrenada el año pasado y que hasta ahora no he podido ver. Es, sin duda alguna, uno de los estrenos del 2006 más magistrales, con permiso de El laberinto del Fauno e Hijos de los hombres.La película está dirigida por la pareja Jonathan Dayton y Valerie Faris, ambos debutantes. Quizás se acuse al film de ser recurriente a varios aspectos siempre habituales en este tipo de películas donde la familia es un tanto disfuncional, pero yo creo que este no es ningún fallo, pues cada personaje está soberbiamente escrito y apenas tienen falta de sentido común (bueno, quizás un poco sí, pero qué le vamos a hacer si son frikis).
El caso es que Pequeña Miss Sunshine retrata de una forma excepcional la vida de una familia, la cual se une gracias al viaje que emprenden para llevar a la más pequeña a un concurso de belleza. Y es que el tema de la familia no es el único, puesto que también se ha de destacar esa crítica a este tipo de concursos, a la falta de personalidad de los organizadores y a la superación de uno mismo. Resumiendo, el film es un viaje a lo imposible, aunque también un viaje que representa la vida en sí, lleno de problemas a lo largo de su trayecto y conocimientos nunca explorados hasta ese momento. Esta, es pues, una película simbólica, conmovedora, trágica y divertida, inteligente y realmente imprescindible.
Al igual que la dirección, su guión está dotado de las mismas dosis de inteligencia e ingenio hasta llegar a parecer de Oscar (que sí lo es, en este caso). Quizás también se le acuse de ser un tanto típico respecto a los films independientes, por tener varios lugares comunes donde se desarrolla la acción (gasolinera, comedor, hospital…), y sí, en esto sí coincido, pero no encuentro que sea un punto en contra. La estructura del guión tampoco es que sea el colmo de la originalidad, pero sí lo son algunos de los gags que ocurren en el film (el policía y la revista porno, la cena con que empieza la película o la escena final del film, absolutamente increíble). Eso sí, hay una de ellas que creo que sobra: el encuentro entre Steve Carrell y su antiguo novio en la gasolinera, nada creíble y totalmente fuera de tono. Por lo demás, podemos decir que Pequeña Miss Sunshine es realmente original y que, sobretodo, te levanta ánimos.
Pero lo que no tiene apenas fisuras en el film es, sin dudarlo, el reparto. Fue una pena que no nominaran a Steve Carrell (el mejor de la función, para mí) al Oscar, pues estaba, en mi opinión, mucho mejor que Alan Arkin (al cual le entregaron el injusto, sobretodo por ser excesivamente breve, premio a mejor actor secundario). En fin, que lo que importa realmente es que todos y cada uno de los actores de la película estáns soberbios en cada una de sus apariciones: Greg Kinnear como el perdedor padre que piensa sólo en ganar; Steve Carrell como el tío de la familia, el cual es acogido por todos ellos tras intentar suicidarse; Toni Collete es probablemente la más normal de la familia y lo único que desea es que todo vaya sobre ruedas; Paul Dano, en cambio, es el más raro, el más freak, pero sin embargo, el que mejor cae de todos; Alan Arkin como el abuelo, espléndido sí, pero aparece demasiado poco; y Abigail Breslin como Olive, la pequeña protagonista y el centro de todo, que hace un papel increíble (merecedor de un Oscar, sin duda). ¡Que tiemble Dakota Fanning!
No querría dejar de mencionar la magnífica fotografía y el calculado montaje, aunque tampoco es que sean de lo mejorcito. Todos los aspectos técnicos están muy trabajados, pero opino, esta vez, que el reconocimiento se lo ha de llevar más el guión y las interpretaciones que no los apartados más técnicos.
En resumidas cuentas, nos queda un pequeño gran film, brillante en todos los sentidos y con un reparto en absoluto estado de gracia. Recuerden, sobretodo, la frase que Paul Dano le escribe a Carrell: I Hate Everyone.
Lo mejor: Todos los actores, en estado de gracia, y el magistral guión.
Lo peor: El encuentro de Steve Carrell con su ex-novio.