Paris je t’aime
Esta película es el producto de unir dieciocho historias ambientadas en cada uno de los distritos de la capital gala. En general, me pareció un filme sumamente agradable y ameno, lejos de forzadas y empalagosas situaciones romanticonas, como a priori cabría suponer.Los distintos directores han asumido la tarea seriamente, cuidando los detalles y trabajando sus mini-obras a fondo. Los actores, de la talla de Portman, Buscemi o Elijah Wood, han logrado, igualmente, conectar con el público en el tiempo récord que un cortometraje implica.
En primer lugar, destacaría el cortometraje de los Coen, Tulleries, en el que un inocente turista, sentado en un banco del metro, será objeto de burla por parte de una pareja de novios parisina.
Al contrario de lo que esperaba encontrar, también el corto de Gus Van Sant, Le Marais, me pareció de un gusto exquisito. En él un chico francés cree haber encontrado a su alma gemela en un chico extranjero que asiste atónito e hierático al discurso que éste, emocionado, le está dirigiendo.
La obra de Tom Tykwer, con Natalie Portman como protagonista, fue, así mismo, uno de los que más me gustó. Aquí se refleja la idea de ese amor verdadero capaz de superar todas las fronteras que se le interpongan.
Otra clase de amor es el que apreciamos en la Place des fêtes de Oliver Schmitz, curioso nombre para llamar a un corto donde la historia gira no sólo en torno al amor, sino también en torno a la muerte; porque, incluso en esos últimos alientos de vida, el amor sigue presente.
Así mismo, la Tour Eiffel de Sylvain Chomet merece mención especial. Este es, a mi parecer, el más divertido y original de los cortos, en el que se nos cuenta la pintoresca historia de amor entre dos mimos incomprendidos por la sociedad.
El cortometraje de Alfonso Cuarón, que se reduce a la más que predecible conversación de un padre con su hija, me pareció uno de los más flojos y decepcionantes de todos.
Del mismo modo, tampoco salvo de la furia de mi lanzallamas el de Christpher Doyle, Porte de Choisy, del cual no puedo decir nada aparte de que no lo entendí. Es uno de esos cortos incomprensibles en esencia que acostumbran a ser calificados como “alternativos”, “simbólicos” o “conceptuales”.
Quizá os preguntéis qué tal el de la Coixet… del montón, más o menos al mismo nivel que el resto de los que no he nombrado.
Es, en conclusión, una película amable y recomendable, donde encontraremos momentos de una calidad y riqueza dramática excelentes junto a otros bastante renqueantes en el ámbito narrativo y rítmico.